El pasado jueves tuvimos es Jerez un acto interesante: El Ayuntamiento premió a 45 jóvenes que acaban de finalizar Secundaria, Bachillerato o un Ciclo Formativo, por su excelente expediente académico. Que al acto asistiera el Consejero de Educación es una forma de apoyar desde la Junta el interés del Ayuntamiento por la educación (Jerez pertenece a la Red de Ciudades Educadoras).
De lo que me pareció el acto en sí, de lo que se dijo desde el micrófono, del patrocinio de los premios, diré algo al final. Antes quiero orientar este post por otro camino.
Siempre he favorecido que mis buenos alumnos y alumnas participen en aquellas actividades que les pongan en contacto con otros que puedan tener intereses similares a los suyos, que no suelen ser los de sus compañeros de curso. Así, en la Olimpiada Matemática Thales algunos han entablado relaciones que luego han mantenido durante mucho tiempo. Me parece muy importante que no se consideren bichos raros porque les gusta aprender, porque son buenos -o buenas- haciendo cosas que a otros les aburren.
Esta es una de las razones de que el acto del jueves me parezca digno de ser reseñado y me entretenga en comentarlo. Cuarenta y cinco jóvenes, la mayoría adolescentes, se sintieron el centro de la atención de mucha gente, vieron como sus familias estaban orgullosas de ellas -o ellos- (la abrumadora mayoría son chicas) y que sus institutos estaban representados en el acto porque consideran que son tan importantes como para dedicar una tarde de julio a compañarles.
Pudieron escuchar de boca del Consejero que habían hecho, con su dedicación y esfuerzo, un extraordinario regalo a sus familias y a sus profesores, que son un ejemplo a seguir en una sociedad necesitada de personas con un nivel de formación lo más alto posible, que… Totalmente de acuerdo. Además, en el caso de Secundaria se premia no sólo que son buenos o buenas estudiantes sino que son buenas personas: el premio es a la Excelencia Educativa y los Valores, y lo decide el Instituto en el que han estudiado, el profesorado que los conoce.
Pudimos escuchar un panegírico del profesorado, un reconocimiento -verbal- a nuestra labor… que contrasta con la situación que vivimos día a día en los centros. Mientras escuchábamos al Consejero (encantados de que lo dijera, claro, y más en un foro en el que no sólo estábamos profesionales), pero mientras lo escuchábamos, los directores -y directoras, que somos bastantes menos- de los Institutos pensabamos en el número de profesores que perdemos para el curso próximo, porque estamos en tiempos de crisis.
Los recortes no iban a afectar, decía el presidente Griñan, a la educación, porque invertir el ella es invertir en futuro. Pero lo que vemos es otra cosa. Una pena porque indudablemente no basta con que haya profesorado suficiente, pero sin él es muy difícil mejorar la calidad de la enseñanza. Y nos hace mucha falta: nuestro nivel de fracaso escolar es a todas luces demasiado alto. De sus causas hablaré otro día.
Respecto al acto en sí quiero hacer un comentario. Vaya por delante que no entiendo de protocolo, que es posible que estando el Consejero la Delegada esté obligada a asistir pero no haya obligación de contar con ella. Pero que ni siquiera se la mencionara, que no se la invitara a entregar ni uno solo de los cuarenta y ocho galardones (tres a proyectos educativos), que para la foto hicieran esfuerzos Alcaldesa y Delegada para estar lejos, se comentó en los corrillos posteriores y no hizo buen efecto. Al menos a nivel local el PSOE es un partido que no necesita enemigos de fuera: los tiene dentro.
Y otra cosa que nos llamó la atención a más de uno: el patrocinio. Financia los premios a la excelecia educativa de un ayuntamiento socialista una empresa cuyo negocio es la enseñanza privada.