Sí, una vez más, y cargados de razones, estamos diciéndole a Wert, y a quien tenga oídos, que queremos una educación de calidad y la ley que mañana se aprobará en el congreso no es la forma de conseguirla.
Estamos de acuerdo en que es necesario mejorar los resultados de nuestra escuela, y en eso estamos empeñadas muchas personas desde dentro. No todas las que son necesarias y no todas de acuerdo en el método para conseguirlo, pero ahí estamos.
Ya dije, nada más leer el borrador de esta ley clasista y segregadora, que convertirá la escuela en una carrera de obstáculos y supondrá una marcha atrás en demasiadas cosas, que no estaba de acuerdo ni con el planteamiento.
Hoy, meses después, me reafirmo en mi desacuerdo con más razones si cabe, y más pensadas; aunque no vaya a insistir en ellas ahora.
Defender la enseñanza pública es defender el futuro del país, de la mayoría, todavía demasiado silenciosa, a la que esta ley dejará a merced de la arbitrariedad. Si las familias demandan concertada, se ampliarán los conciertos. Y cuando una mayoría de la clase media (lo que quede de ella) pague dos veces por la educación de sus hijos e hijas (porque somos conscientes de que la concertada no es gratuita aunque debiera, ¿o no?); pues eso, cuando sólo quede en la pública quien no pueda o no quiera repagar, ¿quién va a defender nuestra escuela de tod@s y para tod@os? Se manipula mucho mejor a personas sin formación y sin criterio.
Como creo que defender el futuro de las generaciones posteriores es una obligación, estoy en huelga esta mañana, e iré a la manifestación esta tarde.