Pasar un día con buena gente siempre es agradable. Si además el entorno es de los que merecen la pena, ¿qué más se puede pedir?
Pues ésa fue mi experiencia el pasado sábado en Parauta, un pequeño pueblo de la provincia de Málaga, en la Serranía de Ronda.
Una caminata facilita por el sendero Quejigales- Torrecilla entre encinares, con estupendas vistas a los picos Alcojona y Torrecilla que nos señaló nuestro amigo Juanma, buen conocedor de esta sierra, pasando por el cortijo Rajete hoy en ruinas, comida en el área recreativa Las Conejeras y paseo de tarde por el castañar, quedan recogidos en las fotos a continuación. Una pena que los arroyos estuvieran completamente secos.
En la última quincena de mayo Jerez aparece así, tomada por el lila de las jacarandas que flanquean muchas de sus avenidas. Siempre pensamos en la calle Porvera en la que las jacarandas forman un techo vegetal que impide que los rayos del sol lleguen al suelo, cosa que se agradece cuando el calor aprieta, pero no sólo no es la única sino que ni siquiera es la mejor de las muchas que hay.
La publicación de esta colección se ha retrasado por diversos motivos, la salud el principal, pero finalmente aquí está.
Compuesta por fotos tomadas por mí a lo largo de esta primavera en diferentes localizaciones: parques, jardines y descampados en Jerez, San Cristobal de la Cuesta, Algeciras y Córdoba.
Incluye plantas de cultivadas y silvestres, hierbas, arbustos y árboles: margaritas, cactus, violetas, dientes de león, borrajas, viboreras, jaramagos, amapolas, achicoria, cardos, colza, espino albar, brezo, celinda, almendro, naranjo, manzano, higuera, peral…
Un lujo para la vista. Para compensar un poco todo lo feo que en estos días de campaña electoral estamos viendo.
El sábado pasado, como tantas otras veces, quería estar en dos sitios. Como no es posible, renuncié a estar en uno de ellos y me perdí el #openseta, uno de los encuentros previos al EABE 15.
Ya el programa prometía: micología y realidad aumentada, ademas de las mesas redondas para buscar los pilares del EABE proximo.
Pero lo que cuentan las amigas, amigos y compañeros que allí estuvieron hace que lamente no haber estado allí.
A cambio estuve, con otros amigos, menos digitales, haciendo senderismo por Parauta, un precioso pueblo de la Serranía de Ronda. Me alegro de haber estado allí. Fue un buen día de campo y amistad.
En estos días en que tantos compañeros y compañeras o simplemente colegas, están empezando un nuevo curso, preparándose para recibir al alumnado, no puedo menos que ponerme en su lugar, recordando tantas veces como lo viví, los nervios del comienzo como si cada año fuera la primera vez, las ganas de conocer a los grupos de personas con las que vas trabajar.. .
Hablando con unos y con otras y viendo el panorama un poco desde fuera (no del todo, claro que no) se percibe muy claramente la diferencia entre quienes van a poner toda la carne en el asador porque lo viven (expresión de una alumna) y quienes van simplemente a cumplir, quienes llevan las mariposas en el estómago y quienes solamente esperan que no se lo pongan muy difícil.
Y luego están los y las que se apenan porque se terminaron las vacaciones, están deseando poder jubilarse, pero mientras tanto se ganan el sueldo no sólo con dignidad sino de la mejor manera posible: con profesionalidad. Sin tener eso que conocemos como vocación, que puede hacer más fácil el trabajo, hacen lo necesario para que el suyo sea productivo, se involucran en el funcionamiento del centro, se forman, se comprometen con alumnado y familias, buscan alternativas para el alumnado con dificultades, son responsables en el sentido más amplio del término.
Entre el profesorado hay muy buenos profesionales, con vocación y sin ella, y también los hay muy mediocres. Como en todas partes, por cierto. Un grupo de buenos profesionales es un lujo para un centro y para cada uno de sus miembros y en ocasiones consigue que el resto se una al proyecto y mejore su trabajo.
Estoy convencida de que a nadie se le puede exigir vocación, pero todas y todos deberíamos tener profesionalidad, que no es otra cosa que desempeñar el trabajo poniendo todo el empeño posible, como quisiéramos que lo pusiera el profesor o profesora de nuestra hija o hijo. Y a quien no la tiene se le debería exigir, que no es ésta una profesión para gente sin impulso vital.
Dedico esta entrada a una amiga que es una profesional como la copa de un pino y está en periodo de adaptación a la vida sin trabajo: se acaba de jubilar, reconociendo que haber trabajado en lo que le gusta ha sido un lujo increíble. ¡Enhorabuena, Jose, lo mejor está por vivir!
Imágenes tomadas el sábado 24 de noviembre en la Sierra de Ronda, en los alrededores del pequeño pueblo (90 habitantes) de Parauta, una caminata más que agradable con numeroso grupo de amigos y amigas. A muchos de ellos no les veía desde hacía mucho tiempo, pero me sentí como si nos hubiéramos visto el día anterior.