En estos días de verano en los que nos encontramos fuera de los espacios habituales, estoy descubriendo que el curso escolar se está alargando para personas que solían terminarlo antes. Y eso porque están muy preocupadas.
He coincidido en distintos espacios, un paseo por la playa entre ellos, con directoras y directores de primaria que todavía ayer estaban fijando una fecha para una cita en la Consejería de Educación, y que expresaban su preocupación por las consecuencias de las nuevas normas de funcionamiento de los centros.
Y es que pese a que el gobierno de la comunidad mantiene su tesis de que no se aplicarán recortes en educación éstos son evidentes, según quienes los sufren:
- Se acabó el profesorado de sobredotación por bilingüismo. Hay que seguir haciendo lo mismo pero con un/a profe menos.
- Se mantiene la reducción de dos horas para el profesorado con más de 55 años, pero sólo se dota al centro de un profesor a partir de diez personas con derecho a la reducción. Si son nueve (dieciocho horas) el centro se las apaña. ¿Cómo? Todos los grupos de clase tendrán que estar completos en todo momento con un solo docente, es decir:
- Se acabaron los apoyos al alumnado que tiene otras necesidades educativas. Los borradores del Decreto y la Orden que lo desarrolla reconocen su necesidad, especifican criterios, actuaciones y medidas de atención a la diversidad… que se fían a la autonomía de cada centro. ¿Sin dotarlo de profesorado? Si es así, como parece, se acabó la calidad de la enseñanza.
- Hay quien teme (y es avezado en verlas venir) que se vaya a tratar a todos los centros por igual. Y nada hay más injusto que tratar igual a los que son diferentes, como explica la imagen.
Aunque se haya dicho muchas veces y así se reconozca en los borradores de los documentos citados, no está de más repetir lo importante que es atender y subsanar las dificultades de aprendizaje cuanto antes: detectarlas en infantil y tratarlas ahí y en los dos primeros cursos de primaria.
A partir del tercero sólo cuando están en manos de profesorado excepcional se pueden obtener resultados aceptables. En la mayoría de los casos se ponen parches para minimizar los daños (muchas veces más al grupo que al propio alumno o alumna con dificultades).
Por eso no puedo entender que sólo se vayan a mantener los apoyos en aquellos centros en los que el profesorado sea joven. Todos menores de 55 años, porque cada uno mayor de esa edad significará dos horas menos (casi tres sesiones de 45 minutos, después de un cambio del que habría mucho que hablar) de atención a niños y niñas con dificultades de aprendizaje.
No puedo entender que se diga una cosa y la realidad vaya por caminos completamente diferentes. Que se reconozcan derechos sólo sobre el papel porque a la hora de la verdad falten los elementos básicos para hacerlos realidad.
No basta con decir que no se recorta porque no, no somos tontas. Ni tontos.