Archivo por meses: abril 2015

Emociones de un fin de semana

El pasado fin de semana fue el EABE15 y allí estuve, en Córdoba este año.

Es el EABE un encuentro que hay que digerir después de haberlo vivido. No termina con el fin de semana. Las reflexiones posteriores de los y las participantes enriquecen enormemente las vivencias y ayudan a asimilar lo mucho que nos traemos en la mochila.

Hay quien, como Juanma, un cronista de eventos certero y rápido, no puede irse a la feria sin haber dejado constancia de lo sucedido. Y habrá quien necesite semanas para sentarse a escribir sus conclusiones. Y entre medias estaremos las y los demás.

Las personas responsables de la organización no darán por terminada su tarea hasta que las conclusiones de todas las mesas estén publicadas y disponibles para quien quiera consultarlas, y seguramente facilitará enlaces a los post que vayamos escribiendo las y los asistentes. Y según vayamos leyendo nos daremos cuenta de lo mucho que nos hemos perdido incluso estando allí, como bien decía @pily refiriéndose a esto, que yo también me perdí:

Desde el principio en estos encuentros la emoción, las emociones, ha sido una parte muy importante: desvirtualizar a personas con las que te relacionas a través de la red, con las que incluso ya has trabajado sin haber coincidido físicamente, abrazar a amigas y amigos, compartir vivencias y sentirte parte de un grupo, de ese claustro virtual al que tantas veces nos referimos.

Un eabero comentaba el domingo en el desayuno, ya despidiéndonos, que el viernes apenas había participado en las actividades porque había pasado la mayor parte del tiempo saludando a quienes ya conocía de anteriores encuentros.

Si siempre ha sido así, y la parte informal: pasillos, comidas, cafés, charlas amigables y aclaraciones pertinentes, ha tenido entidad en sí misma, este año la parte emocional ha subido un peldaño más: ha sido la referencia fundamental. Y que los recuerdos del encuentro educativo estén teñidos de emociones (positivas) facilitará su difusión, eso que se ha llamado pedagogía vírica.

Tomé nota de lo que iban diciendo las compañeras y compañeros del grupo en el que estuve (que seguramente representa a los demás por la forma en que se hizo) durante la última actividad del sábado: Puesta en común de lo que nos llevamos del EABE, que debíamos relacionar con alguna parte de nuestro cuerpo. Aquí dejo lo que me parece más interesante:

  • Las experiencias presentadas (treinta y siete si no he contado mal) fueron todas muy interesantes. Una pena no haber podido conocer la inmensa mayoría. En el grupo se destacaron: Impresión en 3D en 5º de primaria, Marea inclusiva, Tubos sonoros, De patitas en la calle, Pedagogía vírica, Realidad aumentada, La clase invertida, Aprendizaje basado en proyectos….
  • La organización del encuentro hizo posible que hubiera aprendizaje por doquier: talleres, patios, pasillos, charlas…
  • Las personas que asistían por primera vez se reconocían impactadas, desconcertadas: «Por twitter me había dado cuenta de que estaban locos, pero no tanto»,  «Aquí la educación entra por los ojos», «Me ha removido» He encontrado a gente que entiende la escuela como yo», son frases suyas.
  • Las que volvían después de una primera vez decían haber pasado del asombro a la ilusión, haber superado sus expectativas, que eran muchas,
  • Las palabras más repetidas para describir la experiencia: emoción (en singular y en plural), ilusión, motivación, innovación, convivencia, compartir, colaborar, crear, vivir, sentir, pensar, escuchar…
  • Debemos ser humildes y no creer que somos los únicos que lo hacemos bien, hay mucho buen profesorado fuera, y  la atención a la diversidad no se refiere sólo al alumnado, también existe en el profesorado y está bien que así sea.

Y yo, en esta actividad, anoté:

  • Lo importante no es lo que digo, sino lo que hago. (Relacionado con la boca)
  • Para trabajar por proyectos hay que aprender a escuchar al alumnado (con el oído)
  • Que un alumno que era incapaz de manifestar sus emociones permita que le toques es todo un éxito (con la mano) (De la ponencia Soñamos un mundo de respeto)
  • Las emociones en educación no es que sean importantes, son fundamentales. (corazón)
  • Con un pie fastidiado cuesta llegar lejos, pero he llegado.

Seguiremos rumiando lo que hemos traído en la mochila.

Y para finalizar un pequeño montaje con mis fotos  del evento que nunca podrán competir con las de @antosevi.

https://youtu.be/r6Nl0G0oD9o

 

 

Las competencias del profesorado

manos

De mis muchos años en la dirección de un centro docente, tanto en primaria como en secundaria, guardo muy buenos, buenos y no tan buenos recuerdos, que ahora, después de finalizada la tarea, siguen aflorando:

Los artículos de Lola, que está empezando (con muy buen pie, por cierto) en lo de dirigir un colegio están sacando muchos a la luz.

Loly, que ofrece su experiencia, tan parecida a la mía, con mucha frecuencia los expone en público.

Miguel, que consigue tanto en un centro de tan difícil desempeño, pone de relieve los momentos difíciles… y los más gratificantes, en los que el profesorado hacía (en mi caso) y hace (en el suyo) piña compartiendo objetivos y tareas, casi sin pensar en horarios.

María, con sus muchos frentes abiertos, evoca los muchos proyectos realizados con pocos recursos.

Juanma, que siempre dice que ésta es la última, pero siempre vuelve a caer, porque tiene mucho más claro lo que le importa que lo que le pagan (no hablamos de dinero, claro), y Juan y Manuel Jesús, a los que veo una vez al año, en el EABE, pero a los que sigo con asiduidad porque aprendo y comparto con ellos muchas cosas, me recuerdan las dificultades específicas de la secundaria.

Mario, que me ofrece su saber hacer y su trabajo diario y saca incluso sin pretenderlo mis buenas y no tan buenas experiencias.

Y tantos otros y otras, que no hacen funciones directivas sino docentes.

¿Cómo desconectar de una profesión que sigue significando tanto?

La semana pasada, un artículo de Santos Guerra y los comentarios posteriores de personas de mi entorno, han hecho aflorar otros recuerdos y experiencias que me motivan a escribir. El artículo, que enlacé en twitter sin filtro crítico por lo que me recordó, compara al piloto que estrelló el avión matando a 150 personas, con el profesorado desequilibrado emocionalmente o con enfermedades psiquiátricas, cuya actuación afecta sin duda al alumnado, pudiendo llegar, dice él, a convertir a niños y niñas en cadáveres psicológicos.

Es evidente que la comparación es sumamente desafortunada, incluso demagógica. Pero saca a la luz un problema que existe, y que plantea a los equipos directivos situaciones muy duras y de muy difícil resolución: Hay personas con título de profesor/a que no están capacitadas para ejercer la profesión. Y cuando caen en tu centro te toca el premio gordo de la lotería. Debes tratar de minimizar los daños, apoyar en lo posible a la persona enferma para que no dañe demasiado, conseguir que el médico le dé una baja por enfermedad, … porque no tienes capacidad de decisión para otra cosa. Y si intentas una solución drástica encuentras la oposición de la Administración, a la que planteas un problema que no quiere afrontar y la del profesorado cuyo corporativismo salta como un resorte aunque sepa que hay razones sobradas.

Y luego están las malas  y malos profesionales, al menos tan peligrosos como los enfermos, porque hay más y destacan menos, pero hacen daño: nunca fracasan, porque la culpa (sí, la culpa) es del alumnado que no trabaja y de las familias que no se preocupan; no le importan los chicos y chicas, incluso hablan de ellos con desprecio; no buscan alternativas metodológicas, porque eso sería reconocer fallos; no necesitan formación porque no quieren cambiar. Aprobar oposiciones da demasiados derechos y muy pocas obligaciones a quien está dispuesto a pasar de ellas.

Y también están las y los magníficos profesionales, que buscan hasta que encuentran la forma de motivar a su alumnado, que aprenden cada día con ellos y ellas, que no hacen siempre lo mismo ¡qué aburrimiento!, que les despiertan las ganas de aprender, de buscar explicaciones, de pensar, que innovan, que…

Pues siendo tan dispares los grupos, todos reciben de la administración educativa el mismo trato: no hay evaluación de prácticas docentes,  la formación es voluntaria, la dotación de personal y material es estándar… y todos cobran igual a final de mes. ¿Qué motivo pueden tener los malos profesionales para mejorar?