A la vuelta del EABE13 quiero destacar las emociones vividas, que voy representar en dos detalles, que aunque lo pueda parecer no son anecdóticos:

Me ha emocionado la efusiva despedida que me han hecho dos chicas granadinas que han asistido por primera vez a un EABE. Fui la primera persona que encontraron y dicen que conseguí que se sintieron acogidas y parte del grupo inmediatamente. Tanto como para buscarme para despedirse. El ambiente facilita la conexión entre desconocidos. Yo también me sentí acogida maravillosamente en el primero al que asistí.

Sentimientos a flor de piel, lágrimas de emoción, en la despedida de una compañera y amiga con la que  llevo coincidiendo en dos EABEs. Seguramente hemos estado en los últimos tres, pero nos conocimos en el 12, en Casares. Me ha ofrecido su casa, quiere que la visite, y espero poder hacerlo, para seguir compartiendo, charlando. ¡Qué  fácil es intimar cuando coincidimos en la forma de pensar de aquello que ocupa la mitad de nuestra vida! Y entre los asistentes al EABE se coincide más que en otros lugares. Claro que gente que esté dispuesta a dedicar (muchos dirían perder) un fin de semana para encontrarse con colegas y tratar de mejorar en el  trabajo, voluntariamente y cargando con los costes, no se debe encontrar en muchos sitios. No es difícil que se pase de colegas compañeros y compañeras (más en muchas ocasiones que los que están a tu lado todos los días) y de ahí a amigos.

Lo vivido y sentido con los amigos y amigas del camino no es un detalle, es algo más.

Termino con el video que recoge fotos de momentos y personas realizado por @antosevi. Tan bueno y tan evocador como siempre.