Anoche fuimos a Cádiz, al Falla y disfrutamos de un espectáculo de baile flamenco que incluye todos los tópicos. En el contenido: pasión amorosa, muerte…; y en la forma de presentarlo: mantón de Manila, capa española, abanicos, capote torero…
Visualmente muy atractivo, la coreografía es efectiva y efectista. La sombra rojo sangre de la bailaora tras la muerte de su amante, realza la expresividad del baile y contribuye a transmitir sensaciones y sentimientos al público.
Sara demuestra ser una extraordinaria bailaora con una magnífica compañía, cuyos bailes corales, planteados para dar realce a las interpretaciones de la titular, tienen entidad propia y merecen compartir las mieles del exito.
Los aplausos en medio de una escena sin duda demuestran a los bailaores la conexión establecida con la sala pero a mi modo de ver interrumpen demasiado el espectáculo. La espontaneidad del publico que asiste a cualquier espectáculo flamenco es incontrolable.
En la sesión de ayer, además del cuadro flamenco al completo, intervinieron en el fin de fiesta Rancapino, que asistía como espectador y fue invitado a subir al escenario por la protagonista, y la madre de ésta que demostró dominar el baile por bulerias.
Pasamos un buen rato. Y no tuvimos que andar demasiado, lo que en Cádiz es un éxito, aunque haya que aparcar en un parking subterraneo.
Parece que será difícil volver a ver a esta bailaora en unos años ya que está decidida a ser madre antes de montar otro espectáculo y se despide hasta el próximo en su tierra. Se notaba que está en ella