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Observaciones

En mi caminata matinal paso por delante de un colegio y muy cerca de otros dos, a la hora en la que niños y niñas acuden, bien al aula matinal bien a la clase ordinaria.

2014-03-17 15.50.32 copiaPuedo observar las muy distintas formas en que los adultos tratan a los niños y niñas.

  • Son muchos los padres y madres que acarrean los materiales de sus hijos, aunque no sean pesados ni voluminosos, lo que me indica que la responsabilidad respecto a sus cosas no va por el mejor camino. Seguramente quien mete los cuadernos y los libros en la maleta tampoco es el niño o la niña. La autonomía se deja para después. _20131209_123935
  • Pero hay algunas, incluso entre los más pequeños, que ya muestran su capacidad emprendedora.
  • Algunos van con aspecto de ser felices, hablando entre ellos, y al segundo o tercer día que me los cruzo saludan con alegría (especialmente a mi perra).
  • A otros les llevan por la calle medio dormidos, sin intercambiar palabra, como si fueran al suplicio.
  • _20131209_125712Algunas mamás procuran hacerles el camino más fácil con juguetes que han de abandonar a la puerta, como si quisieran hacerles olvidar  adónde van. O como si hubieran entendido que pasarlo bien siempre que se puede no es algo superfluo.
  • Otras van repasando por el camino las lecciones.
  • Los abuelos y abuelas que les acompañan son muy pacientes, y no suelen llevar prisa. (Hay que ver la cantidad de hombres mayores que están haciendo con sus nietos algo que les habría parecido imposible con sus hijos).
  • Se ven algunos padres, aunque siguen siendo  inmensa mayoría las madres. ¡Cuánto cuestan los cambios!

Y muchas, muchas veces, nos acompaña un amanecer en el que pocas de estas personas se fijan.

2013-06-18 07.11.19

 

Sentido (común) y sensibilidad

Creía yo que en algunos aspectos de la vida político social estaba curada de espanto, que ya nada me iba a sorprender. ¡Qué gran error! Cada día un poquito mas de basura, de falta de las condiciones más elementales para realizar aquello que se supone que es la función específica de los políticos: trabajar por el bien de la comunidad, gestionar en beneficio de la ciudadanía.

¡Y mira que desde que explotó la burbuja nos hemos llevado decepciones! Ver que se nos escapaban como agua entre los dedos todos los elementos del que nos parecía aún precario estado del bienestar, aquello que tanto había costado conseguir y que habíamos creído que tenía carácter definitivo. Los recortes en educación, sanidad, justicia, trabajo… Que hayan pretendido hacernos creer que somos los culpables de la crisis. Que se hayan rescatado los bancos y se hayan dejado caer a las familias en la indigencia sin ningún tipo de pudor. Que la corrupción haya sido, y sin duda siga siendo, tan generalizada en todo el espectro político como para que sea difícil creer que haya quien esté libre de ella. Que los que han sido descubiertos como corruptos en máximo nivel hayan pasado años y hasta décadas, pretendiendo dar lecciones de honestidad y decencia. Y tantas más.

Pero lo sucedido en estos días en que Teresa Romero, la auxiliar de enfermería en situación crítica por haberse contagiado con el virus del Ébola tras participar en la atención a uno de los misioneros repatriados, ha colmado mi capacidad de asombro:

  • Entiendo que el gobierno quisiera traerse a los misioneros dada la relación del estado con la iglesia (no me hablen de razones humanitarias, que al mismo tiempo estaba un expeleólogo español herido a cuatrocientos metros bajo tierra y no movieron un dedo). Pero ¿traérselo en contra de la opinión de los especialistas que avisaron de que ningún hospital español reunía las condiciones necesarias?
  • ¿Y llevarlo a uno que ni siquiera contaba con personal porque se estaba desmontando para convertirlo en de media estancia?
  • ¿Y sin dar la formación y los medios necesarios al personal y al centro hospitalario? Según en consejero de sanidad de la comunidad de Madrid «no hace falta un máster para ponerse o quitarse un traje» pero fíjense en lo que dice al respecto un auténtico experto porque lleva meses tratando a enfermos de Ébola, el Dr. Echvarría: La colocación correcta del traje (PPE) lleva unos 10 minutos, y la retirada del mismo es un proceso de unos 20 a 25 minutos donde se siguen estrictamente unos pasos ordenados y bajo la supervisión de dos personas: una, continuamente desinfectando con espray; y otra, recordando los pasos que hay que seguir.Y comparen.
  • Los profesionales tenían tan claro que no se estaba haciendo bien que ya en agosto un enfermero escribe esta carta explicando todos los despropósitos. Sirvió de poco.
  • De la atención al personal sanitario que atendió a los infectados, entre ellos la contagiada, mejor ni hablar.

Pero lo que ha superado todos los límites es el trato infringido a la enferma, la primera contagiada fuera de África, después de su ingreso en el hospital:

  • La última en enterarse. Toda España conoce que hay una persona contagiada de Ébola, antes de que a ella se le comunique el diagnóstico.
  • El consejero de sanidad la acusa de mentir sobre su temperatura (reconoce que sin pruebas), de incompetencia en relación con uso del traje ( «unos tienen más capacidad que otros»), de haber ido a la peluquería (no estaría tan mala), haciéndola responsable en el fondo de su contagio. Habla de ella de forma denigrante e irrespetuosa no una vez sino varias y en diversos medios (ver video al final).
  • La Cope anuncia su fallecimiento en falso. Una hora después retira la noticia y niega haberla publicado. Pero en la red quedan las evidencias:
  • Captura de pantalla 2014-10-10 a la(s) 14.53.19ABC anuncia que su cuerpo se incinerará sin hacerle la autopsia mientras ella sigue luchando por su vida. (¡Ojalá tenga éxito!) También ha desaparecido la noticia.Captura de pantalla 2014-10-10 a la(s) 12.27.25

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Puede haber mayor falta de sensibilidad? ¿De verdad, sabiendo lo que se sabe sobre la gestión de los protocolos, alguien puede insinuar que la responsabilidad del contagio la tiene la enferma? ¿Los misioneros repatriados héroes y Teresa, voluntaria para su atención, la villana de la película? ¿Y el consejero «que tiene la vida resuelta», sigue en el cargo? ¿Hasta cuando vamos a soportar actuaciones semejantes?.

Puede que quien mejor retrate al consejero sea un teórico programa de humor:

Carta abierta a una mamá

Estimada señora:

Una noche que yo andaba desvelada la escuché a usted en la radio de madrugada. Llamaba muy indignada para contar a quien quisiera oírlo lo desconsideradamente que la habían tratado en la guardería en la que su hijo tenía una plaza (por cierto, subvencionada al cien por cien, incluyendo la comida, aunque usted no trabaja fuera de casa; a pesar de los recortes en educación).

La dirección de la guardería había citado padres y/o madres para explicarles el funcionamiento, las normas, la atención que ofrecen… especificando que debían acudir sin los niños. Usted explicaba que decidió llevar a su hijo no porque no tuviera con quién dejarlo sino porque iba a una guardería: alguien se haría cargo de él.

¿Y usted habla de desconsideración? ¿De verdad le parece lógico (es la palabra que más veces utilizó en su exposición) empezar su relación con las personas que se van a hacer cargo de su hijo dejándoles así de claro que lo que le digan le va a entrar por un oído y a salir por el otro?

A usted no le parecía lógico, tampoco, que no respondieran a sus expectativas poniendo una educadora a su servicio, demostrando lo que valora el trabajo de las personas que van (o no, porque usted no tenía claro si iba a llevarlo después del mal trato recibido) a educar a su pequeño. Da por supuesto que sus caprichos, que no otra cosa había sido el acudir acompañada, deben alterar el funcionamiento del centro, el tiempo dedicado a la preparación de material, espacios… a prepararse para recibir a su hijo como se merece al día siguiente.

Naturalmente, no le pareció lógico que le llamaran la atención cuando su hijo impedía el desarrollo de la reunión, y mucho menos que cuando usted fue incapaz de controlarle le pidieran que lo llevara fuera para que el resto de madres y padres se enterara y pudiera exponer con tranquilidad sus dudas y recelos. (La primera separación es muy costosa). Si quiere que le diga la verdad, no debería usted haber esperado a que se lo pidieran, por respeto al resto de los asistentes y a la convocante.

Y lo que menos lógico de todo le parecía es que en las guarderías haya normas: que no lo pueda llevar a la hora que quiera, que le digan que debe desayunar antes.

Todo esto deja muy claro que es lo que usted busca: un garaje para niños, un sitio donde dejar a su hijo cuando le conviene, como mucho un centro asistencial. Porque si quisiera un centro educativo sus planteamientos serían otros.

No tiene usted conciencia de que la educación infantil (de 0 a 6 años) es educación. En la guardería pública su hijo, junto a los 13 restantes del grupo, va a recibir atención a sus necesidades físicas (aseo, comida) pero también va a convivir con otros, se va a socializar y va a aprender. No tiene usted ni idea de lo que una buena atención educativa en sus primeros años puede hacer por el futuro de una persona, lo que puede compensar las deficiencias culturales y sociales de la familia, lo que desarrolla las capacidades de cada uno en el momento en que más posible es hacerlo.

Soy maestra (jubilada) pero nunca he trabajado en educación infantil. Siempre he admirado y valorado a maestras y educadoras (las mujeres son mayoría) de esta etapa, que requiere una adaptación, comprensión y trabajo físico mayor que ninguna otra.  Y me duele que se menosprecie su trabajo. Más en un momento en que peligra la consideración de la etapa como educativa. ¿Sabía usted que para la LOMCE es asistencial? No es usted consciente de lo que perderíamos.

Sin buenos cimientos ¿qué construiremos?
Sin buenos cimientos ¿qué construiremos?

 

«En los primeros años se ponen los cimientos de todo lo que se va a construir, a aprender y a hacer a lo largo de la vida. Por esto la educación infantil asume una importancia fundamental en toda la educación».  Francesco Tonucci. Pedagogo

 

 

Cordiales saludos.

Engracia Santos

P.S. Como esta carta es abierta y puede que la lean personas que no conozcan el funcionamiento de las guarderías, éstas tienen un horario educativo fijo en el que suelen admitir unos 15 minutos de flexibilidad. Se puede ampliar por necesidades familiares, generalmente trabajo de padre y madre, antes y después, con la justificación pertinente (horario asistencial).

 

Profesionalidad

En estos días en que tantos compañeros y compañeras o simplemente colegas, están empezando un nuevo curso, preparándose para recibir al alumnado, no puedo menos que ponerme en su lugar, recordando tantas veces como lo viví, los nervios del comienzo como si cada año fuera la primera vez, las ganas de conocer a los grupos de personas con las que vas trabajar.. .

Hablando con unos y con otras y viendo el panorama un poco desde fuera (no del todo, claro que no) se percibe muy claramente la diferencia entre quienes van a poner toda la carne en el asador porque lo viven (expresión de una alumna) y quienes van simplemente a cumplir, quienes llevan las mariposas en el estómago y quienes solamente esperan que no se lo pongan muy difícil.

Y luego están los y las que se apenan porque se terminaron las vacaciones, están deseando poder jubilarse, pero mientras tanto se ganan el sueldo no sólo con dignidad sino de la mejor manera posible: con profesionalidad. Sin tener eso que conocemos como vocación, que puede hacer más fácil el trabajo, hacen lo necesario para que el suyo sea productivo, se involucran en el funcionamiento del centro, se forman, se comprometen con alumnado y familias, buscan alternativas para el alumnado con dificultades, son responsables en el sentido más amplio del término.

Entre el profesorado hay muy buenos profesionales, con vocación y sin ella, y también los hay muy mediocres. Como en todas partes, por cierto. Un grupo de buenos profesionales es un lujo para un centro y para cada uno de sus miembros y  en ocasiones consigue que el resto se una al proyecto y mejore su trabajo.

Estoy convencida de que a nadie se le puede exigir vocación, pero todas y todos deberíamos tener profesionalidad, que no es otra cosa que desempeñar el trabajo poniendo todo el empeño posible, como quisiéramos que lo pusiera el profesor o profesora de nuestra hija o hijo. Y a quien no la tiene  se le debería exigir, que no es ésta una profesión para gente sin impulso vital.

2014-09-04 08.04.44
El amanecer de hoy

Dedico esta entrada a una amiga que es una profesional como la copa de un pino y está en periodo de adaptación a la vida sin trabajo: se acaba de jubilar,  reconociendo que haber trabajado en lo que le gusta ha sido un lujo increíble. ¡Enhorabuena, Jose, lo mejor está por vivir!

 

 

La ruta de la barbarie

Convocada y guiada por Esperanza de los Ríos, profesora de Bellas artes de la Universidad de Sevilla y grandísima conocedora del patrimonio histórico-artístico jerezano, se realizó una nueva ruta por el casco antiguo de Jerez con el fin de dar a conocer las barbaries cometidas por acción o por omisión en el patrimonio de la ciudad.

Aquí quedan algunas muestras de lo visto:

 

Al abrir las fotos aparecen los comentarios.

No somos tontos, ni tontas

En estos días de verano en los que nos encontramos fuera de los espacios habituales, estoy descubriendo que el curso escolar se está alargando para personas que solían terminarlo antes. Y eso porque están muy preocupadas.

2014-05-05 11.41.54He coincidido en distintos espacios, un paseo por la playa entre ellos, con directoras y directores de primaria que todavía ayer estaban fijando una fecha para una cita en la Consejería de Educación, y que expresaban su preocupación por las consecuencias de las nuevas normas de funcionamiento de los centros.

Y es que pese a que el gobierno de la comunidad mantiene su tesis de que no se aplicarán recortes en educación éstos son evidentes, según quienes los sufren:

  • Se acabó el profesorado de sobredotación por bilingüismo. Hay que seguir haciendo lo mismo pero con un/a profe menos.
  • Se mantiene la reducción de dos horas para el profesorado con más de 55 años, pero sólo se dota al centro de un profesor a partir de diez personas con derecho a la reducción. Si son nueve (dieciocho horas) el centro se las apaña. ¿Cómo? Todos los grupos de clase tendrán que estar completos en todo momento con un solo docente, es decir:
  • Se acabaron los apoyos al alumnado que tiene otras necesidades educativas. Los borradores del Decreto y la Orden que lo desarrolla reconocen su necesidad, especifican criterios, actuaciones y medidas de atención a la diversidad… que se fían a la autonomía de cada centro. ¿Sin dotarlo de profesorado? Si es así, como parece, se acabó la calidad de la enseñanza.
  • igualdad-justicia-utopia-2Hay quien teme (y es avezado en verlas venir) que se vaya a tratar a todos los centros por igual. Y nada hay más injusto que tratar igual a los que son diferentes, como explica la imagen.

Aunque se haya dicho muchas veces y así se reconozca en los borradores de los documentos citados, no está de más repetir lo importante que es atender y subsanar las dificultades de aprendizaje cuanto antes: detectarlas en infantil y tratarlas ahí y en los dos primeros cursos de primaria.

A partir del tercero sólo cuando están en manos de profesorado excepcional se pueden obtener resultados aceptables. En la mayoría de los casos se ponen parches para minimizar los daños (muchas veces más al grupo  que al propio alumno o alumna con dificultades).

Por eso no puedo entender que sólo se vayan a mantener los apoyos en aquellos centros en los que el profesorado sea joven. Todos menores de 55 años, porque cada uno mayor de esa edad significará dos horas menos (casi tres sesiones de 45 minutos, después de un cambio del que habría mucho que hablar) de atención a niños y niñas con dificultades de aprendizaje.

No puedo entender que se diga una cosa y la realidad vaya por caminos completamente diferentes. Que se reconozcan derechos sólo sobre el papel porque a la hora de la verdad falten los elementos básicos para hacerlos realidad.

No basta con decir que no se recorta porque no, no somos tontas. Ni tontos.