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Jornada de lucha por la escuela pública

No es nuevo: estoy a favor de la escuela pública de calidad y en contra de la LOMCE, que favorece de forma manifiesta a la escuela privada.

Si perdemos el derecho al acceso a la educación en condiciones de igualdad estaremos condenando a gran parte de la población, y en consecuencia al país, a una vida menos satisfactoria, al privarles de la posibilidad de mejorar su situación de partida.

Entre los derechos que estamos perdiendo en esta crisis tomada como excusa para la reforma, a todas luces ideológica, de la sociedad del bienestar que creíamos conseguida, los relacionados con la educación están entre los más dolorosos porque afectan al futuro, a nuestros hijos y nietos.

La relación entre el nivel de estudios de padres y madres y los resultados en la pruebas PISA del alumnado actual, que pone de manifiesto José María Maraval en los últimos párrafos de este artículo, nos da la clave de lo que nos puede esperar en el futuro si no conseguimos que se corrija la derrota que marca la LOMCE.

Hay quienes se han tomado grandes molestias para poner en evidencia los errores que suponen los recortes y la ley. Aquí dejo dos ejemplos que circulan en la red y han sido creados para que se transmitan viralmente.

Éste utiliza un método que recuerda aquellos tiempos a los que parece que quieren devolvernos.

Como dice mi amiga Charo, a mí, mañana, no me cuentan porque no me descuentan. Pero estaré en la manifestación. Y dejo clara mi opinión: Porque creo en la Educación, defiendo la Pública:

Gracias

El pasado viernes un grupo de amigas y amigos organizaron una reunión  muy especial. Maestros y maestras que pasamos por el colegio Guadalcacín, hoy Tomasa Pinilla, desde 1974 en que yo llegué hasta el día de hoy, y algunas otras personas relacionadas.

En este claustro de recuerdos salieron a la luz hechos, anecdotas, metáforas, personas, emociones mil. Regalos y más regalos para celebrar, por sorpresa, mi reciente jubilación.

Gracias, amigos y amigas. El regalo sois vosotros. Los que estuvisteis y los y las que no pudieron asistir.

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La religión y la escuela

Si vivimos en un estado laico, ¿qué pinta la religión en la escuela?

¡Ah!, que no vivimos en un estado laico, sólo en uno no confesional. Pues el Papa parece partidario del laicismo, y su opinión debería importar a los obispos españoles, que no quieren perder ni un ápice de su influencia en la escuela.

Por cierto, si nuestro estado es no confesional, ¿por qué los los actos organizados en recuerdo u homenaje de víctimas, sean de la confesión que sean, son funerales católicos?

Volviendo a la pregunta inicial: ¿qué pinta la religión en la escuela? Pues verán:

  • En infantil, donde la ley no impone que se imparta, si el o la profe de religión tiene horas para ello, se imparte. ¿Por qué? Porque así el profesorado tutor tiene la posibilidad de tener una hora para otras cosas (preparar materiales para la clase, por ejemplo) Por eso, cuando hay familias que no quieren que su hijo o hija la reciba, en ocasiones desde los centros se hace lo posible (aunque no sea correcto) para que cambien de opinión. Así lo cuenta Gorka. Debo decir que la solución ha sido satisfactoria y la pequeña no se queda en clase de religión sin que sufra menoscabo en su autoestima.
  • En primaria suelen decidir los padres y cuando la mayoría opta porque  sus hijos la reciban se plantean situaciones similares a las de infantil. La tutora o el tutor debe atender a la minoría (en ocasiones uno o dos), aunque no siempre se haga así y aunque la ley no plantea ni exige programación de esa actividad.
  • En secundaria, donde es el alumnado el que decide si asiste o no a la clase de religión, y no en función de su interés en el tema sino de lo bien o mal que se lo va a pasar en esa hora, como la clase no suele ser muy atractiva, aumentan los desafectos. Y hay que organizar los grupos en función de la opción elegida para que el aprovechamiento de los recursos humanos, siempre escasos, sea el máximo. ¡Vaya si pinta!
  • Para que los y las que optan por la religión no se vean perjudicados, la clase alternativa no debe tener contenidos y si se hace algo interesante el o la profe de religión puede denunciarlo por incumplimiento del acuerdo Iglesia-Estado. ¿Pinta o no pinta?

Forges__reliLa iglesia quiere que la religión sea una asignatura como las demás y que su nota cuente, igual que la de matemáticas, dicen. (Y en la LOMCE lo consiguen). Pero la clase no es como las demás, sino puro adoctrinamiento. Y los que no tienen habilidad para ello a veces ponen películas, muchas películas.

¿A quién beneficia la situación? Yo creo que al alumnado no. La religión, para las personas creyentes, que no son tantas como cuenta la iglesia católica española, tiene su ámbito, y no es la escuela. Llevamos años diciéndolo y no entendemos cómo sigue estando ahí e incluso mejorando su estatus.

Por ello me adhiero a la campaña lanzada por @jochimet para que la religión salga de la escuela:

https://oiga.me/campaigns/religion-fuera-de-la-escuela

Y te invito a hacer lo mismo.

Ejemplaridad

No resisto la tentación de recomendar aquí una entrada de otro blog.

http://ined21.com/ejemplaridad-publica-y-ejemplaridad-educativa/

Y copiarla:

EJEMPLARIDAD PÚBLICA Y EJEMPLARIDAD EDUCATIVA

Una ventaja de vivir y reflexionar en una época de crisis sistémica como la nuestra, es la siguiente: la necesidad de replantaernos los supuestos y fundamentos de nuestra dimensión pública y privada. Hemos dicho crisis sistémica: política, economía, sociedad y cultura están interrelacionados en un continuo que nos ha llevado a la situación actual. La educación es una parte de este fracaso colectivo. No puede haber debate educativo que se abstraiga del debate de fundamentos en que nos hallamos.

 

Queremos acercarnos y argumentar una idea que tiene una larga tradición: la ejemplaridad. Desde Aristóteles hasta nuestro cercano Javier Gomá, un ideal que atraviesa la cultura occidental, un ideal crítico del realismo mediocre desde el que vivimos y pensamos. Nuestra España del s.XXI necesita un impulso de ejemplaridad que nos afecta a todos: nuestro país abusa del discurso y ejemplariza pocas conductas. Esta intuición que enuncio, afecta a todos las élites: políticas, económicas, sociales y culturales. ¿Por qué? La sociedad donde desarrollan su actividad se lo permite, ha normalizado lo que debería ser razón de crítica. Normalizar lo que debería ser criticable, es decir que no somos diferentes. Lo siento: no podemos serlo, no somos iguales.

 

Ejemplaridad implica que cada individuo tome su actividad como ejemplo. ¿Qué quiere decir esto? Un profesor que cada día a las 8,00 de la mañana entra motivado y comprometido en una clase difícil y compleja, es el mejor argumento para mejorar nuestro contexto y nuestro país. Las leyes educativas no dan clase, somos nosotros. Ninguna ley mejorará nuestro trabajo de aula, somos nosotros. Ningún partido político o sindicato da clase, somos nosotros. Aristóteles afirmaba la actividad como el verdadero motor del cambio moral: es nuestra voluntad lo que está en juego.

 

Ejemplaridad implica responsabilidad concreta de cada uno de nosotros. El trabajo que hacemos cada día es tan importante, que muchas veces hemos olvidado lo esencial: la educación no es una opción profesional más, es una pasión donde construimos personas. Pasión es motivación intrínseca: nadie vendrá a hacer un buen trabajo por nosotros. Cuando desde este lugar hemos propuesto posibles soluciones, lo hacemos con un única convicción: la excelencia de cada profesor es su mejor ejemplo. Están ahí, trabajan al lado de nosotros: su modelo es lo que nos hará salir de la mediocridad. Esta sociedad debe volver a saberlo: un buen profesor es un capital social que crea futuro cada día.

 

Ejemplaridad pública, ejemplaridad educativa: somos nosotros. Ningún país tiene futuro, sin un sistema educativo que lo construya. Es desolador seguir escuchando discursos desde todos los ámbitos: un poco de silencio, demuéstramelo con tus actos. Perdonen el testimonio, no hay mejor argumento: esta mañana fría y áspera, esperando para entrar en las clases, las conversaciones se cruzaban entre reproches a la clase política y económica. Un compañero admirable al que le quedan dos años para jubilarse; un compañero que lleva más de tres décadas en nuestro oficio, me dijo al oído: “Nadie ha podido conmigo, hoy quiero dar la mejor clase que pueda” . Gracias: Aristóteles no lo hubiera dicho mejor…

Educar

Educar es lo mismo

que ponerle un motor a una barca.

Hay que medir, pesar, equilibrar

y poner todo en marcha.

Pero para eso uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino,

un poco de pirata,

un poco de poeta,

y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar,

mientras uno trabaja,

que ese barco – ese niño

irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes,

hasta islas lejanas.

Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestra propia barca,

en barcos nuevos

seguirá nuestra bandera enarbolada.

Gabriel Celaya                           

2013-06-19 12.51.18Dedico este poema a aquellos antiguos alumnos y alumnas que vuelven de vez en cuando, a veces cada curso, para dar noticias de su vida académica y personal. En la foto con una de ellas.

http://maullidodelgato.blogspot.com.es/