Hay personas con distintas capacidades y con distintos niveles de desarrollo de las mismas. Pero encontrar una persona que tenga tantas, tan variadas, y en tan altísimo nivel como mi amigo Agustín es realmente difícil.
Hay personas que consiguen establecer muy buenas relaciones humanas con mucha gente. Pero encontrar una que concite la unanimidad de tantas y tan diferentes mujeres y hombres, de jóvenes y mayores, de alumnado y profesorado, de cualquier estatus social como mi amigo Agustín, es realmente difícil.
La mayoría de las personas tienen una profesión, o un oficio, y alguna afición. Pero encontrar a alguien con tantas y tan variadas dedicaciones y que destaque tanto en todas ellas, es poco menos que imposible.
Algunas personas saben mucho de algo y presumen de ello. Pero encontrar a alguien que sepa tanto de tantas y tan diferentes facetas del conocimiento, que lo ponga al servicio de quien lo necesite o lo requiera y no alardee ni de su saber ni de su servicio, puedo aseguraros que es complicado.
De la mayoría de nosotras y nosotros mucha gente tiene buena opinión pero puedo asegurar que de mi amigo Agustín siempre (y van cuarenta años), siempre he escuchado alabanzas de quienes que le han conocido en cualquiera de sus facetas. ¡Y vaya si es difícil tal unanimidad!
Algunas personas mejoran, con su sola presencia, el ambiente de trabajo y las relaciones humanas de los espacios en los que se mueven. Mi amigo Agustín es una de ellas, sin lugar a dudas.
El pasado miércoles fue el último día oficial de trabajo en su último centro docente para mi amigo Agustín. Y la pasada noche celebramos su jubilación, que no su abandono de la docencia, ni de ninguna otra de sus actividades. ¡Qué noche!
Las fotos son una pequeña muestra, para que he contado con la colaboración de otro amigo, José Antonio, sólo para poner de relieve el entorno, el patio de los Claustros de Santo Domingo, y la estupenda organización del acto por parte del Instituto.