Es una perogrullada, pero para muchas personas es un momento muy importante. Se valora el trabajo realizado en los primeros tres meses del curso y en ocasiones se hace necesario tomar decisiones para modificar el curso de los acontecimientos.
- Chicos y chicas que se dan cuenta de que han perdido demasiado en tiempo en otros menesteres y deben centrarse para aprender y aprobar. (Si yo sé que no he estudiado…)
- Alumnado que sufre el desprecio y mal trato psicológico de ese profesorado faltón que no está dispuesto a dar el trato que exige para sí; y que no encuentra respuesta a sus quejas en tutoría, ni en jefatura. (Nos dice que somos una mierda. Se ríe de nosotros. Dice que se necesita ser tonto para no entenderlo)
- Profesorado que no ha encontrado el método para conectar con los chicos y hacerles partícipes de su aprendizaje.
- Madres y padres que ven a sus hijos e hijas sufrir porque no consiguen entender las explicaciones de un determinado profesor y no saben como enfrentar la situación sin recursos para una clase particular.
- Familias y profesorado que no conocen al chico o la chica del que la otra parte habla. (Pero si mi hijo en casa no da problemas. O Aquí su hija es una alumna modelo)
Sí, es hora de evaluar. Sin confundir evaluación con calificación. Ninguna de las personas que intervienen en la educación debería considerar que ha terminado su tarea con una nota, ya sea ésta positiva o negativa, porque el objetivo de la evaluación no es calificar, sino mejorar: analizar el proceso para descubrir dónde están los fallos… y corregirlos, cada uno, cada una, en la parte que le toca.
Hace unos días, en la peluquería, comentaba un grupo de madres el problema que están teniendo sus hijos a hijas de cuarto de ESO con las Matemáticas. Tienen un profesor nuevo y no consiguen entender sus explicaciones. Chicas y chicos con notas brillantes en otras materias y en Matemáticas con anterioridad, están obteniendo notas muy bajas. Sólo uno de toda la clase ha aprobado. Si es cierto, ese compañero debería replantearse su trabajo y dejar de escudarse (lo he visto demasiadas veces) en la dificultad intrínseca de la materia. La de matemáticas puede ser la clase más interesante y entretenida del día porque es fácil conectarla con la vida real y porque es un juego con reglas conocidas, y sus dificultades no están en los conceptos básicos que se trabajan en la enseñanza obligatoria sino en lo mal que se hace a veces.
¡Ah! Y no olvidar que no se aprende de alguien a quien se odia. Y no se quiere a quien nos trata con desprecio y nos insulta.
Artículos interesantes respecto a la evaluación:
Sobre el síndrome del profesor duro
La mayoría de los publicados en EvaluAcción
Y a muchos chicos y chicas de secundaria y primaria y a profes que conozco les gusta Mati y sus mateaventuras, para jugar con las mates.