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El niño de la bicicleta

El niño de la bicicleta es, a mi modo de ver, una estupenda película  que presenta con crudeza:

  • La situación de desamparo afectivo de un niño, Cyril,  abandonado en un centro de acogida.
  • La incapacidad del padre para asumir su función de tal, preocupado sólo de seguir adelante con su vida, sin cargas filiales. Que desaparece sin avisar después de vender hasta la bicicleta de su hijo, su bien más preciado. Que pretende que otra persona le diga a su hijo que él no quiere verle más.
  • Las reacciones de una sociedad cruel e hipócrita, personalizada en los chicos del barrio, la pareja de Samantha que no entiende en absoluto de necesidades afectivas que no sean las suyas,  el camello que le embauca y le abandona,  el padre de otro chico que  instruye a su hijo para que mienta para no cargar con las consecuencias de sus actos.
  • La entrega de una mujer que se compromete con el chico al darse cuenta de su necesidad de cariño, y es capaz de calmar su rabia y hacer que vuelva a confiar y recupere la ilusión. Que responde a la petición de un niño desconocido, le protege de la violencia callejera y le conduce con cariño y firmeza a través de las trampas de una sociedad egoísta e inmoral, renunciando por el camino a su relación de pareja que le pone en la tesitura de elegir entre él y el chico.

La bicicleta, que comienza siendo el mayor deseo de Cyril, porque era un regalo de su padre al que no consigue localizar y cuya desaparición no acepta,  se convierte en el símbolo de su unión con Samantha, que la localiza y la recompra para él, ofreciéndole un nueva oportunidad de afecto que empieza aceptando a regañadientes y termina aceptando plenamente.

En resumen: una buena película, dura, porque muestra la realidad, pero que abre una puerta a la esperanza.

¡Ojalá existieran muchas Samanthas!

 

 

Eso no se hace

Si las miradas mataran yo no estaría viva.

Esta mañana, en una tienda de muebles, mientras una mamá miraba un catálogo, sus peques (2 y 3 años, más o menos) hacían de las suyas por la tienda. La pobre dependienta no sabía como controlar la situación. Les pedía que salieran del interior de los muebles, que se bajaran de los sofás… sin que la madre se diera por aludida.

Al pasar junto a ella para salir, no me contuve:

– Si no se anda con cuidado va a tener que pagar aunque no compre.

Su mirada fue todo un poema.

Una vez más, la actitud materna me hace pensar que es en la escuela donde a muchos niños se les dice por primera vez NO, eso no se hace. Y no debería ser así.

Y aquí una muestra de las excentricidades paternas:

http://www.youtube.com/watch?v=n_gbnp0rVlQ

Niño, deja ya de joder con la pelota

¿Hijos dictadores o padres obedientes?

Son muchas las ocasiones en que comentamos lo mucho que les cuesta a los críos atender a las explicaciones, escuchar lo que se les dice. Las compañeras que trabajan en infantil y los primeros cursos de primaria se quejan de que las escuchan como quien oye llover, como si no fuera con ellos y ellas.

Observando lo que pasa en las familias actuales yo sostengo que la razón es clara: en su casa el niño o la niña es el centro del mundo: todo y todos giran en torno a él desde que nace. Y no lo dejan ni a sol ni a sombra, siempre pendientes de sus necesidades, deseos o caprichos. Padres encimones, dice Elvira Lindo.  Niños que mandan, y padres que obedecen.

Sé de una madre que trabaja fuera de casa y ha utilizado su tiempo para comer en dar un paseo en autobús, porque eso era lo que su hijo (unos 2 años) quería.

Les preguntan quién quieren que les lleve al cole, o a las actividades de la tarde. Acuerdan con ellos dónde van a pasar las vacaciones o el coche que van a comprar a unas edades en que está totalmente fuera de lugar. Les permiden decidir si visitan a los abuelos, si van al parque o ven la tele.

¡Ah! Y nunca les dicen no de verdad. Si alguna vez se arriesgan a negarles algo, enseguida se arrepienten: en cuanto empiezan a llorar. ¡Les dan tanta lástima!. Eso la primera vez. La segunda, si se retrasan en retractarse la pataleta es de órdago. Y ya aprendieron el método para conseguir lo que quieren.

Así, cuando llegan a la escuela hay que enseñarles las normas más elementales. Y lo que más cuesta es que atiendan para saber lo que tienen que hacer. Pretenden seguir haciendo lo que quieren, como quieren y cuando quieren.

¡Dura tarea la del maestro!

Reflexiones de Iñaki Gabilondo

Incongruencia maternas

Aunque nos duela, algunos padres (en el sentido general del término: padres o madres) han perdido el norte. Algunas anécdotas para ilustrar la idea:

1.  Mes de septiembre. Se acaban de publicar las listas de los grupos en el Instituto. Una madre acude a la dirección porque su hija no está con sus amigas. Cuando se le explica que no es posible atender a los caprichos del alumnado, que se trata de que trabajen, que las amistades son para fuera de clase… dice:

– No, si yo no quiero que la cambien, si con sus amigas se dedicaria a charlar.

– ¿Entonces?

– Pero si no vengo no vea la que me arma.

2.  Una alumna está en clase escuchando música mientra el profesor explica. Siguiendo la normas del centro le retira el MP3  y lo entrega en la Jefatura de Estudios, donde sus padres podrán retirarlo. Es viernes. La madre llega al centro antes de que el Jefe de Estudios se haya marchado, para recoger el aparato. Se le explica la situación  y se le sugiere  que podría castigar a su hija a no usarlo el fin de semana. Respuesta:

– Estoy de acuerdo. No me lo llevo y le digo que usted no me lo ha dado.

2. Fin de curso. La Asociación de Padres organiza una fiesta para despedir al alumnado que finaliza su etapa en el centro, regalarle las orlas que les han hecho como recuerdo, entregar premios, ver actuaciones…. Algunas madres del alumnado que debe recibir las orlas buscan a la presidenta de la AMPA para pedirle que se cambie el orden de las actuaciones  porque sus hijos han organizado una cena la misma tarde noche y a la hora en la que normalmente se entregan las orlas, o incluso antes. Como no se va a alterar el orden, proponen:

– ¿No podrían ustedes, profesores, hablar con ellos y convencerlos para que cambien la cena?

Resumiendo: Cuando hay que enfrentarse a los hijos, ponerles límites, enseñarles lo que está bien y lo que está mal, que lo haga otro. Así se puede decir que en mi casa no da problemas. ¿Cómo los va a dar si hace lo que quiere?

En la mayoría de los casos, detrás de un alumno conflictivo hay una familia que no pone normas. Al menos, es mi experiencia.

Enlaces relacionados:

Recopilación de consejos y opiniones de Bill Gates, en Contencioso.es

Y otros de Guillermo Fesser, publicados en Ciencia Online