No soy la típica directora: necesito las clases para sentirme a gusto conmigo misma. De ellas obtengo la energía para el trabajo burocrático. Las disfruto.
Al pensar en mi ejercicio de la dirección, me vienen a la mente situaciones que dan una idea de lo que implica:
- Algunas muy difíciles:
- Tener que llamar la atención a un colega por falta de profesionalidad
- Trabajar con personas a las que no les gusta y no les importa lo que hacen y por ello no lo valoran.
- Pedir a padres/madres que tomen el control de su familia o plantearles que tememos que su hijo/a esté haciendo lo que no debe (drogas, juego…)
- Intervenir o mediar en enfrentamientos familiares.
- Sancionar, incluso cuando estás convencida de que es necesario.
- Tener que enfrentarse a la Administración, sintiéndote como el jamon york del sandwich, sin interlocutores válidos en temas pedagógicos.
- Otras gratificantes:
- Felicitar a quien lo merece.
- Poder decir en un Claustro o un Consejo Escolar, que los resultados académicos o la convivencia mejoran, que gran parte del exalumnado continúa estudiando…
- Disfrutar cuando se alcanzan acuerdos que mejoran la convivencia sin pretender sacar del sistema al alumnado difícil.
- Que alguien te diga que no está de acuerdo contigo y lo argumente: dialogar, debatir.
- Sentir que el antiguo alumnado valora el tiempo que pasó en tu centro y las competencias que adquirió.
- Saber que el buen profesorado que ha pasado por el centro lo recuerda con cariño.
- Otras pesadas:
- La burocracia que nos está absorbiendo y se lleva tal cantidad de tiempo y energía que da la impresión de que se nos quiere únicamente como gestores y no como dinamizadores o líderes pedagógicos.
- Asistencia a reuniones nada efectivas, para que te expliquen algo que ya sabes, porque se ha publicado, o bastaría con que se enviara por email.
Aspectos sobre los que deberíamos debatir en este momento, porque nos jugamos el futuro de la escuela pública y los equipos directivos deberíamos abrir el fuego. (¿Álguien no se ha dado cuenta de que se pretende que nuestros centros queden para las familias que no puedan acceder a la privada?):
- ¿Sólo gestores o líderes pedagógicos? Alguien tiene que asumir la función
- La autonomía de los centros
- Prestigiar la escuela pública (lo que hacemos en el EABE). Para ello:
- Profesionalidad: nada de balones fuera ¿o no somos expertos en docencia? Si no lo somos, a otra cosa.
- Autoevaluación de la práctica docente, imprescindible si queremos mejorar. No es sólo un invento de la la AGAEVE
- Adptación metodológica al alumnado actual. Con TIC y con TAC pero no son ellas el cambio. Lo importante es el cambio de foco, del profesorado al alumnado, a cada uno de nuestros alumnos y alumnas.
- Asumir que aprender por competencias no es lo que estamos haciendo en mayoría de las aulas, y es lo que hay que hacer: cabezas bien organizadas, no bien llenas, personas con autonomía y capacidad para aprender y para tomar decisiones.
- Dejar de hablar mal de ella (de nuestra escuela, que es nuestra responsabilidad)
- Nuestros hijos, en la publica.