Entre las noticias de hoy, una me llama la atención: los ancianos japoneses roban para ir a la cárcel y huir de una sociedad individualista que los ignora.
Es un dato para pensar: la cuarta parte de los delitos en Japón los cometen jubilados, personas con más de 65 años. Puede haber distintas razones pero parece que son dos las que destacan: les faltan medios para subsistir y piensan que en la cárcel van a estar mejor que fuera de ella. Y en vez de buscar soluciones para que puedan sentirse útiles a la sociedad e integrados en ella, están acondicionando pabellones en las cárceles para que estén cómodos.
¡Que mal tiene que sentirse una persona para desear estar en la cárcel, para buscarla como remedio a su situación anímica, social y económica!
No sé cómo está el tema de las pensiones en Japón (a juzgar por las consecuencias, mal), pero en estos días en los que aquí se ha hablado tanto de edad jubilación y años cotizados, es difícil no asociar la noticia a nuestras propias espectativas.
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