Razones de peso

20150218_094938Mientras viajábamos, la señora que iba en el asiento detrás del mío mantuvo, en voz baja, esta conversación:

– Mira, Carlota, anoche cuando hablamos me quedé mal y tomé una decisión. Tú necesitas ese viaje con tus compañeros y lo vas a hacer. Vete inmediatamente a una agencia y reserva, yo lo pago.

– …

– Ya sé que son 400 €: los tengo y te los doy.

– …Si te vas a sentir mejor me los devuelves cuando puedas, aunque no quiero que lo hagas, es un regalo.

-…

– No llores y haz lo que te digo. Tu lo necesitas y yo puedo pagarlo. Si no, ¿para qué estamos los amigos?

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