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Volver a empezar

A punto de comenzar el nuevo trimestre, después de haber preparado las primeras clases, es hora de hacerse el cuerpo para retomar la lucha:

  • Recordar las normas de clase.
  • Repasar lo aprendido porque lo que hay que aprender se basa en lo que ya se sabe.
  • Organizar la recuperación de los que no aprobaron.
  • Buscar actividades que resulten interesantes y faciliten la adquisición de conocimientos.
  • Aplicar los conocimientos y convertirlos en competencias.
  • Decidir qué tarde venimos a hacernos una cuenta en WordPress para poder intervenir en el Blog de la clase que estamos empezando a usar. Y el que quiera, un blog personal.
  • Comprobar que traemos las pilas recargadas y la cuerda a tope.
  • Terminar la redacción del Proyecto Educativo.
  • Revisar los resultados del primer trimestre y hacer propuestas para mejorarlos en el segundo: reajuste de grupos, animación a la lectura, trabajo de vocabulario, hablar en público…
  • Reuniones con padres cuya actuación es necesaria y sin embargo insuficiente.
  • Preparar las reuniones de Claustro y Consejo Escolar.

¡Tantas cosas! Y lo curioso es que al segundo día ya parece que llevas al menos una semana, o un mes. Todo ha vuelto a su sitio.

Es llamativo cómo algunas familias, madres y padres, se sorprenden de los malos resultados de sus hijos, especialmente en primero: les han visto, y permitido, pasar las tardes enteras en el fútbol, jugando a la consola, o con los amigos (se quejan de lo que les gusta salir, de repente), o con el novio o la novia ¡?. Aunque desde el principio se les informó de la necesidad del trabajo diario, han visto las pruebas escritas y tienen en la agenda notas parciales, esperaban, igual que los adolescentes, que si estudiaban los dos o tres últimos días del trimestre podrían compensarlo.

También se sorprenden los que trabajan diariamente. Muchos de ellos pensaban que el salto al instituto era demasiado grande y cuando las notas responden a su esfuerzo casi le parece mentira. ¡Cómo disfrutan! Y nosotros con ellos.

A nosotros, profesoras y profesores, nos sorprende y nos preocupa que haya padres y madres que pasan de la formación académica y humana de sus hijos, que se limitan a decir que no saben qué hacer con ellos, que se acostumbran a que tomen decisiones, a todas luces equivocadas, sin darles cuenta, que, en resumen, no se responsabilizan de su educación.

Son pocos, pero se notan mucho. La actitud de los chicos y los sentimientos, pensamientos y realidades que verbalizan no dejan lugar a dudas:

– No le hago caso a mi padre y te lo voy a hacer ti.

– A mi madre le da igual lo que yo haga.

Y en algunos casos es aún peor:

– Mi madre va a venir y te vas a enterar. (Aunque sea repetida colocaré la ilustración de una entrada anterior)Y viene, por propia iniciativa o a requerimiento nuestro, y es ella la que termina enterándose de por dónde camina su hija, o su hijo, que no es precisamente por donde ella pensaba. Al respecto tomé nota cuando lo vi de un artículo ilustrativo: los padres reclaman por lo accesorio, creyendo a pies juntillas la información que les dan los chicos, y no suelen hacerlo cuando de veras hay motivos. Son datos de la inspección.

Deseo a todos un buen trimestre.

Reflexiones en torno al informe PISA

Como saben soy una de las personas afectadas. Después de casi 40 años a pie de obra en la educación en Andalucía, en primaria y en secundaria, debo tener alguna responsabilidad en los resultados y debiera ser capaz -si no sucede que los árboles no me dejen ver el bosque- de analizar causas y proponer actuaciones.

Los resultados andaluces, dentro del pelotón del que habla Julio Carabaña en el artículo que citaba en la entrada anterior, están entre los peores, al nivel de Grecia

Es verdad que en Andalucía de partía de una situación peor: el nivel de analfabetismo y de desescolarización temprana era más alto. Pero han pasado demasiados años para que sigamos recurriendo al retraso ancestral para justificar la situación actual.

Es verdad que ésta y otras pruebas contrastadas indican que el nivel de estudios de los padres y las actividades culturales de la familia (el número de libros que hay en casa, por ejemplo) influyen más en los resultados que la actuación de la escuela. Y éste y otros estudios dicen que tenemos uno de los sistemas educativos más compensadores de deficiencias sociales y económicas del alumnado: el segundo, después de Finlandia.

Pero la tercera parte de nuestro alumnado se va del sistema sin obtener la titulación mínima, el Graduado en ESO. Los repetidores lastran los resultados y lastran el trabajo en las aulas. En algunos casos hasta lo impiden.

La repetición no soluciona el problema, lo amplifica, decimos muchas veces. Es verdad, en parte. La repetición de curso es eficaz para aquellos chicos y chicas que la necesitan, bien porque una enfermedad les ha impedido alcanzar las competencias necesarias o porque necesitan más tiempo que los demás para adquirirlas. Si entienden bien la situación, la cosa funciona.

En otros casos (falta de trabajo e interés, disrupción), cuando es un castigo que se les impone por los logros no alcanzados (a veces hasta reconociendo que como son inteligentes podrían alcanzar a sus compañeros si quisieran: es decir, es dudoso que no tengan las competencias necesarias), el problema, efectivamente, aumenta: no sólo se desentienden de una clase que les aburre (es repetida), sino que no conectan con el grupo, y mejor que no lo hagan, porque otros pueden imitar su actitud insolente, y seguir su estela.

¿Como hemos conseguido que una conquista social indudable -escolarización obligatoria hasta los 16 años- se convierta en un problema tan grave? Porque éste es el alumnado que antes -en esos tiempos pasados que tanto profesorado considera mejores- no estaban en la escuela. Se iban. Y siguen queriendo irse. Son objetores escolares. Una escuela tan academicista no esta hecha a su medida. O la cambiamos o la cambiamos. A no ser que queramos mantener los resultados, inamovibles mientras ellos (y ellas, en menor medida) estén ahí.

Hay otro camino, preventivo, cuyos frutos se notarían a medio plazo, que sería más eficaz a la larga que el cambio de trabajo en secundaria: la atención de las necesidades de cada alumno y cada alumna en infantil y primaria. El dominio de la lectoescritura y los conceptos numéricos es fundamental para los aprendizajes posteriores. Esta afirmación no está basada en una estadística realizada científicamente, sino en lo observado en 40 años: el alumnado que termina primero de primaria sin el dominio necesario en estos campos está condenado al fracaso escolar. Otros pueden fracasar, pero éstos lo hacen con muy pocas excepciones.

Hay un país, vecino nuestro, Portugal, cuyos resultados han mejorado significativamente en los últimos tres años (alrededor de 20 puntos). Saber qué han hecho puede darnos pistas sobre qué hacer, aunque no seguridades.

La receta portuguesa consiste en:

  • Han dedicado más recursos a los estudiantes de los sectores más débiles económicamente. Ordenadores, libros, acceso a banda ancha, cursos de inglés y otras actividades han tenido subsidio gubernamental, desde el primer año de Primaria hasta el final de Secundaria.
  • Nuevo sistema de evaluación de profesores y escuelas, que generó amplias protestas de los afectados y de los partidos de oposición, pero que ha mejorado la eficiencia escolar y ha disminuido el absentismo.
  • Ha mejorado la formación del profesorado, sobre todo en enseñanza de portugués, matemáticas y tecnología de la información.
  • Planes estratégicos de lectura y matemáticas a nivel nacional.

Puede que no vaya muy desencaminada la Propuesta del Consejero: Ampliar el horario dedicado a las materias instrumentales, especialmente en primaria. La verdad es que nunca debió disminuirse. Pero si hay que impartir otras enseñanzas algo habrá que quitar. Será que hay que elegir. Pero me parece muy incompleta (la propuesta). Se sabe lo que se quiere, pero no está claro cómo conseguirlo.

Me quedan muchas cosas que decir (seguiré en otra ocasión) sobre funcionamiento de centros (aunque los estudios digan que la diferencia entre centros es menor que la diferencia entre alumnos), evaluación, actitud del profesorado y de las familias y su repercusión en el aprendizaje, los medios de comunicación, el uso de las TIC…

Continuará, pero un aperitivo: lo escribe un padre periodista y habla de

Una siesta de doce años

El Informe PISA y la educación en España

Después de que se hayan publicado muchas informaciones sobre los resultados del InformePISA09, cuyas 208 páginas pocos hemos leido, pese a lo cual se pueden encontrar multitud de opiniones, casi todas malas, sobre lo que aporta respecto a los tres aspectos que evalúa en los chicos y chicas españoles de 15 años, voy a empezar por resumir sus conclusiones, antes de hacer ningún comentario:

  • La diferencia en lectura entre los paises desarrollados es muy pequeña, menos de un nivel de los seis que establece. El resultado de España está estre ellos.
  • El rendimiento lector de años pasados es un excelente indicador que predice los resultados futuros.
  • En los niveles socioeconómicos más modestos el alumnado español obtiene mejores resultados que los del promedio OCDE y que la mayoría de los países seleccionados; sin embargo, en los niveles socioeconómicos más favorecidos los resultados españoles son más modestos que los de la OCDE.
  • Los alumnos españoles que no han repetido curso y se encuentran en 4º de ESO, que es el curso que les corresponde por edad, obtienen 518 puntos en comprensión lectora, netamente por encima del Promedio OCDE.
  • Los resultados españoles y los del conjunto de países de la OCDE han sido estables entre 2000 y 2009, se han mantenido las diferencias moderadas entre España y los promedios de los países mediterráneos, y unos y otros se sitúan a escasa distancia del resto de los países europeos.
  • Los resultados españoles han mantenido en las tres competencias valores elevados en las diferentes variables utilizadas para medir la eficacia de los sistemas educativos, para ofrecer igualdad de oportunidades a sus alumnos o para compensar las desigualdades que provienen de los entornos sociales, económicos y culturales.
  • La repetición de curso es el fenómeno que más negativamente afecta a los resultados de los alumnos españoles. Al ser el porcentaje de repetidores tan elevado y sus puntuaciones tan bajas, el promedio español se ve afectado de modo considerable.

El resumen está extraido literalmente de las conclusiones que se encuentran en las páginas 153-157. El destacado es mío.

Leyendo estas conclusiones, ¿es lógico tanto derrotismo? No digo que no tengamos que preocuparnos, que no haya que mejorar. Todos queremos estar en los puestos de cabeza, pero no en el país en el que más adolescentes se suicidan, por ejemplo (revisen las tasas de Corea y Finlandia) La mayor parte de las comunidades, y España en su conjunto, no están mal.

Miren cómo lo explica el Catedrático de Sociología de la Complutense Julio Carabaña, en un exhaustivo trabajo de 100 páginas que enlazo al nómbre. Según él,

“¡No hay más que mirar los resultados del Informe PISA!”, dice, con la seguridad de haber leído la prensa, todo aquel que quiere dar una prueba irrefutable de que el sistema educativo español está hecho un desastre.
Y sin embargo, si se miran de verdad los Informes PISA lo que se encuentra es algo bien distinto. No, ciertamente, que España vaya a la cabeza de los países desarrollados, pero sí que España se encuentra entre los países desarrollados. Los alumnos españoles obtienen puntuaciones iguales a los de la media de la OCDE. No van a la cola, sino en el grueso del pelotón.
Gracias a este Informe sabemos que en lo que se refiere a resultados globales la Enseñanza Básica española es aceptablemente eficaz y sumamente eficiente. Según el informe PISA, los alumnos españoles alcanzan en lectura una nota (en la escala habitual del 1 al 10) de 4,93, en Matemáticas de 4,76 y en Ciencias de 4,91, que hay que comparar con una media de 5 del conjunto de los países. La
proximidad entre los países es tan grande que el orden carece de importancia: se parece mucho a la llegada en pelotón en una carrera ciclista.

Aquí tienen también la opinión de un psicólogo,  Alfredo Oliva, en el mismo sentido.

Enric Renau, insiste en otro aspecto: el escaso número de los que alcanzan la excelencia. Y este es un dato importante. Parece que nos conformamos con poco. Como él dice, ahí queda mucho por hacer.

El Editorial de El País del día 9 destaca la diferencia entre comunidades, y ésta en la que yo trabajo, Andalucía, es una de las de cola. A ella dedicaré una próxima entrada con otras reflexiones.

Por hoy está bien.