Sobreprotección

De crisálida a mariposa

Supongo que se ve desde muchos ángulos pero el mío -la enseñanza- es especialmente sensible: los padres y madres protegen en exceso a sus retoños, hasta el punto de dificultarles el aprendizaje para enfrentarse con la vida adulta. Se olvidan de que en nuestra especie son muy pocos los conocimientos que vienen de serie (instintos) y la mayoría hay que aprenderlos en ese largo periodo que nos proporciona el nacer tan indefensos y dependientes (infancia y adolescencia).

Mientras comía he escuchado a Jorge Bucay que, siempre tan didáctico, ponía un ejemplo que me parece muy ilustrativo: si cuando una mariposa está en su forma de crisálida la cuidamos y protegemos del frío y los riesgos, y cuando le llega la hora de salir del capullo abrimos éste con sumo cuidado, sin dañarla, por mucho que luego la animemos a volar no podrá, porque sus alas no se desplegarán. Es su esfuerzo para romper el capullo el que hace que su corazón bombee la sangre con la intensidad necesaria para que sus alas se desplieguen. Hemos asegurado que viva pero …

De la misma forma, conseguimos que nuestros niños y adolescentes tengan una infancia feliz pero muchos de ellos serán adultos infelices, porque carecen del adiestramiento necesario para enfrentarse a las dificultades. E incluso la felicidad de la infancia es discutible, porque sin conocer la otra cara de la realidad es muy difícil apreciar y valorar lo que se tiene. ¡Cuantas veces habremos escuchado a padres y madres decir que ese chico o esa chica, que tantos problemas le da, lo tiene todo! Terminan entendiendo que tienen todos los derechos  y que sus padres están obligados a satisfacer sus caprichos.

La foto está tomada de ojodigital

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