Cuando ayer me enteré, y no por las noticias, de que estaban suspendidos todos los vuelos en España, entendí que unos cuantos controladores que se declaraban enfermos habían paralizado toda la navegación aérea.
No han sido unos cuantos.
Finalmente han cumplido la amenaza. Desde hace más de diez años han estado consiguiendo privilegios con el chantaje de organizar el caos, siempre en los días clave: puentes, semana santa…
Tenían todos los ases en la manga. Eso creían hasta hoy.
Se han sentido ofendidísimos porque después de que algunos dejaran de asistir en Galicia a sus puestos de trabajo porque según sus cuentas ya habían trabajado todas las horas del año, previendo que esa iba a ser la actidud de todos (pertenecen al mismo sindicato, el que ha controlado el número de plazas que se ofertaban para nuevos controladores, el que ha diseñado las estrategias de anteriores conflictos) un decreto del Gobierno les dice que no se contabilizan como horas que producen ese máximo estrés que les impide trabajar las horas que trabajamos el resto de los mortales, las dedicadas al sindicato, las que están localizados (como los médicos) por si surge una necesidad, las de trabajo de oficina… Es decir, legalmente no van a poder dejar de trabajar todo lo que queda de año. Y no van a ser horas extraordinarias.
Cualquiera entiende que no es plato de gusto renunciar a los que se consideran derechos adquiridos. (Los funcionarios lo entendemos perfectamente) Y ellos han sido despojados de algunos ya con anterioridad. Otra cosa es que los demás pensáramos desde hace diez años que comenzó el chantaje sistemático, que sus derechos eran abusivos, que sus sueldos (como los de banqueros y consejeros de distinta índole, entre otros) tienen poco que ver con el trabajo que realizan, como lo demuestra el hecho de que sus colegas de otros países de Europa no disponen de nada parecido, aunque estén bien pagados.
Pero enfermar todos al mismo tiempo, haciendo una huelga no convocada, saltándose todas las leyes laborales, era una provocación tal que ha producido una reacción que debían haber previsto. Ya han conseguido que se hable de ellos pero no siempre bien. Deben entenderlo:
– El turismo, la primera de nuestras industrias, ha resultado dañado cuando parecía que se iniciaba una tímida recuperación, lo que supone perjuicios económicos para empresas y trabajadores. Y puede que pierda más que estos días porque el que ha tenido una mala experiencia puede que busque otro destino la próxima ocasión ¡Que importa! Ellos tienen derecho al pataleo.
– Las personas que han quedado tiradas en los aeropuertos. A la mayoría les han frustrado unas vacaciones que les ha costado muchos esfuerzos conseguir. Algunos viajaban por necesidad. Para algunos sería rutina, sin duda, pero una enorme cantidad de familias que se iban a reunir han dejado de hacerlo. Gente sana, enferma, necesitada, ilusionada… ¿Y qué? Ellos viajan cuando quieren, que tienen días y dinero.
– La imagen del país. Cuando la situación en la que los especuladores están poniendo a los países más débiles está agobiando a España hasta meternos a todos el miedo en el cuerpo y disponernos para aceptar reducción de conquistas sociales, aumento de la edad de jubilación, bajada de pensiones, subida de impuestos… ¿colaborar a empeorarla? Se consideran el ombligo del mundo. A ellos, tan importantes, ¿como va a afectarles eso?
– Las pérdidas económicas que han ocasionado ¿quién las va a subsanar? En muchos foros se pide que los controladores respondan con sus bienes. A Ronald Reagan le hicieron algo parecido y los jueces sancionaron a los sindicatos, que tuvieron que pagar y terminaron disolviendose. ¡Ah! Y todos los participantes en la huelga salvaje perdieron su empleo.
¿Qué esperan que suceda? ¿Se conformará el Gobierno con su reincorporación a sus puestos? Sería el colmo.
La foto de aquí
No soy controladora aérea, ni tengo ningún familiar ni amigo que lo sea, pero durante todos estos días he echado de menos en las noticias la opinión de algún controlador. Si es cierto lo que se lee por internet, llevan mucho tiempo en el que sus reivindicaciones no tienen nada que ver con aumentos de sueldos sino más bien de poder coger un permiso de maternidad y que nadie te obligue a recuperar las horas (es un ejemplo). Creo que hay que conocer muy bien los motivos que han llevado a un grupo de 2000 personas a arriesgarse a ir a la cárcel.
Esta situación me recuerda a aquel poema en el que nadie se preocupa por nadie hasta que no vienen a por nosotros.
Me encanta tu blog.
Yo encontré la opinión de un controlador, con los comentarios de mucha gente, en http://kcy.me/19ch a través de Escolar.net. Puede que tengas razón en que todos podemos estar en riesgo, de hecho lo estamos. Pero tienen demasiados privilegios para ser reconocidos como parte de nosotros.
Gracias por participar.
Engracia, de nuevo, estoy contigo. Ha sido vergonzoso lo que han provocado. Todos los que hemos querido mirar hemos visto el caos ocasionado. Algunos hablan de atentado y creo que no andan lejos.
Pero lo que me ha causado más estupor ha sido la opinión, respetable ¡claro!, de personas trabajadoras que hablan que: -ellos también son trabajadores y tienen sus derechos-, o -es que lo venían diciendo-,… Mi asombro se basa en la capacidad humana de ver lo que queremos desde unas premisas completamente erroneas o, por qué no decirlo, influeciadas por determinado tipo de prensa, tv u oscilaciones políticas del último momento.
Gracias por tu blog, te sigo leyendo.