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Carta abierta al Consejero de Educación de la Junta de Andalucía

Señor Imbroda:

Hace unos días dijo usted algo luego fue publicado en twitter en la cuenta oficial de la Consejería:

Al decir lo que dice da usted por supuesto que la escuela concertada es mejor que la pública, lo que en términos generales es un craso error: en las pruebas realmente objetivas, calificadas a ciegas sin intervención de personas interesadas, como son las de selectividad, el alumnado de la pública obtiene mejores resultados.

Como le dice, expresamente, una asociación de directores y directoras, desde la pública no se mira a la concertada de reojo sino de frente y los ojos, y desde luego sin complejo de inferioridad. Si fuera tan buena como pretende no necesitaría tanta ayuda.

Eso en términos cuantitativos, porque hablando de los cualitativos no digamos. Fíjese:

  • Los medios de la pública no son buenos, ya se han encargado ustedes con sus recortes de que así sea, y no cuenta con la financiación extra que aportan los padres en la concertada. Ya sé que que las aportaciones no son obligatorias (está prohibido por ley) pero se disfrazan de donaciones y quien no colabora sabemos como termina. Y pese a ello se han mejorado los resultados muy significativamente.
  • El alumnado con necesidades educativas especiales está casi en su totalidad en la pública. Esto es un valor, una oportunidad, una riqueza en cuanto a crecimiento personal, cohesión social, aprendizajes para la vida… pero aumenta las necesidades de medios y personal, de trabajo del profesorado para alcanzar los objetivos. Si quiere tener una ligera idea de lo que hablamos le recomiendo que lea este pequeño artículo de un compañero que habla de otro éxito educativo. Espero que tenga usted la sensibilidad suficiente para valorarlo.
  • La escuela pública, dice el movimiento Marea Verde,  es integral, equitativa, solidaria, innovadora, democrática, laica, plural, inclusiva, global y de tod@s y para tod@s. Está explicado aquí. En la concertada se selecciona al alumnado, se adoctrina, las familias y el alumnado son clientes, …
  • La escuela pública es un servicio público la concertada es un negocio y usted, que ha sido socio fundador de una empresa dedicada a ello, lo sabe bien. No tienen, ni de lejos, los mismos objetivos.
  • Cuando hablan ustedes de libertad de los padres para elegir un centro concertado como un derecho, retuercen y desvirtúan los argumentos porque lo que pretenden de verdad es que los centros concertados tengan más libertar para elegir a su alumnado. Usted sabe que siempre lo han elegido. Con mucha mano izquierda, eso sí, por el bien de cada alumno o alumna que estaría mejor en un centro público dadas sus características.  Las familias tienen derecho a un centro educativo cercano y de calidad, es decir, en general, público. Deberían ustedes recordar que se concertaron centros privados cuando la red pública no podía acoger a todo el alumnado al ampliarse la escolarización obligatoria. Lo temporal pretenden ustedes convertirlo no solo en permanente sino en prioritario.

Considero que una persona que acepta el cargo de Consejero de Educación debe tener entre sus objetivos la mejora de los servicios públicos, la escuela entre ellos. Minusvalorarlos, como hizo usted en la frase de marras, desprestigiar a sus docentes de esa forma, me parece indigno del cargo que ocupa. Se diría que hemos puesto, como en el cuento, a la zorra a cuidar de las gallinas. Demuestra usted que no conoce más que de oídas aquello de lo que se encarga.

Desde muchos estamentos se está dando respuesta a un decreto que supone un ataque a la linea de flotación de la escuela pública: sindicatos, AMPAs, directores de primaria y secundaria, grupos y asociaciones que defienden los servicios públicos en general y la escuela en particular. Y en la presentación decía usted que era un decreto consensuado. ¿Consensuado? ¿con quién?

Un decreto que al parecer ni siquiera conoce bien. Mírese:

No sé a usted, a mí su intervención me produce vergüenza ajena. ¡Qué nivel!

En fin, consejero, que no estoy de acuerdo con la gestión que usted está haciendo de la educación, contraviniendo todas las experiencias de éxito en Europa (los países con más éxito educativo sólo tienen enseñanza pública -Finlandia- y cuando hay otro tipo es minoritaria). Pero desde mi desacuerdo le entiendo: para ustedes, los que se dicen liberales, el negocio es lo primero.

Saludos.

¿En qué tipo de centro vas a matricular a tu hija, a tu hijo?

Los míos siempre han estado en la escuela pública, igual que lo estuve yo en mi tiempo. Para mí no había otra opción, era lo que había, pero yo sí hubiera podido elegir para ellas y para él otro tipo de escuela si hubiera querido. Pero sinceramente creo que elegir la escuela pública es la mejor opción por muchas razones, personales y sociales. Sólo algunas:

  • Conozco el trabajo que se hace en los centros públicos desde dentro y sé de su calidad. Puede haber puntualmente malas experiencias, igual que en los privados, pero son eso, puntuales.
  • La convivencia con compañeros y compañeras diversos en recursos y capacidades supone una riqueza y un aprendizaje para la vida en la que siempre existen diferencias. Aprender a valorar a las personas diferentes y descubrir sus capacidades nos hace mejores personas.
  •  Como madre o padre, si quieres, puedes participar en la vida del centro y en la toma de decisiones.
  • Nadie impondrá a tu hijo o tu hija una forma de pensar. Se intentará que sean personas críticas, que piensen por sí mismas y aprendan a respetar los pensamientos y sentimientos de las demás.
  • Convivirán fuera de la escuela con sus amigos y amigas de dentro y de fuera de ella, lo que mejora la cohesión social.

Y considero que puedo por tanto pedir a otras personas que hagan lo mismo que yo hice: matricular a su hijo, a su hija, en la escuela pública y luchar con su comunidad educativa para sea cada día mejor.

En defensa de la escuela pública

Ciudadan@s por la educación pública, una organización ciudadana independiente, lanzó en 2012  una campaña en favor de la educación pública intentando protegerla del desmantelamiento que estaba, y continúa, sufriendo.

Lo hizo con un manifiesto y un video que son hoy tan oportunos  como lo eran entonces, o más.

El manifiesto:

  1. La Educación Pública es un derecho constitucional y Patrimonio nacional irrenunciable.
  2.  La Educación Pública es factor de cohesión social, favorece la igualdad de oportunidades e integra la diversidad.
  3. La Educación Pública es calidad. No aceptamos que se deteriore, sino que se trabaje para mejorarla desde todos los estamentos.
  4. La Educación Pública no es un negocio.

Y el video, con la participación de personas tan relevantes como Mayor Zaragoza, Sami Naïr, Santos Juliá, David Trueba o Teresa Berganza, reivindicando y defendiendo una escuela pública de calidad:

 

Decálogo

Está a punto de comenzar el plazo de matriculación del alumnado de enseñanzas infantil, primaria,  especial y secundaria y la Consejería de Educación presidida por @javierimbroda (quien, por cierto, tiene intereses en la enseñanza concertada (1) lo que debería ser incompatible con su cargo de Consejero de Educación) ha lanzado el primer ataque a la linea de flotación de la enseñanza pública con el decreto de escolarización.

Lo explicaré con más detenimiento, pero no en esta entrada. Por hoy me conformo con recoger el decálogo que la Marea Verde ha elaborado de la escuela pública, con cuyas ideas que no puedo estar más de acuerdo.

Aquí lo tienen:

La escuela pública

1. Es de todos y todas: garantiza el derecho gratuito a la educación, no busca el negocio.

2. Es para todos y todas: Genera cohesión social y no excluye ni segrega a nadie.

3. Es integral: Educa integralmente y no busca solo resultados académicos.

4. Es equitativa: Garantiza igualdad de oportunidades y compensa desigualdades sociales.

5. Es solidaria: Busca el éxito escolar y social de todos y todas.

6. Es innovadora: Cuenta con profesionales con compromiso y preparación.

7. Es democrática: Las familias participan y deciden, no son “clientes”.

8. Es laica y plural: Educa en libertad y no impone dogmas y creencias particulares.

9. Es inclusiva: considera la diversidad como una oportunidad y una riqueza.

10. Es global: No pretende que un centro sea el mejor, sino que todos sean los mejores.

(1) Me advierten que fue socio fundador de la empresa y vendió sus acciones al ser nombrado consejero. Pero queda claro cuáles son sus intereses, ¿no es verdad?

Docentes y más

No lo sabía, pero resulta que hoy, 5 de octubre es el Día Mundial del Profesorado. Aprovecho la ocasión para difundir un documento elaborado por Marea Verde cuyo contenido comparto íntegramente.

EL DERECHO A LA EDUCACIÓN Y LA LIBERTAD

   La Educación Pública es la única que garantiza la equidad y la cohesión social. Necesitamos un Sistema Público de Educación, de titularidad y gestión pública, como eje vertebrador y fundamental del sistema educativo. La educación es un derecho universal que, según los tratados internacionales de la ONU y la UNESCO y la propia Constitución Española, debe ser garantizado mediante un servicio público que permita ejercerlo en condiciones de igualdad, sin ningún tipo de discriminación de origen social o cultural, o por razones de creencias, de sexo, de orientación sexual o cualesquiera otras características de índole personal.  

   Estos días se está hablando mucho de una pretendida “libertad de elección de centro escolar”. Realmente, tras ese término se esconde una preferencia de selección escolar. Es cierto. Algunas familias muestran una cierta predilección por los centros concertados a la hora de escolarizar a sus hijos e hijas frente a la opción de los centros públicos, y eso a pesar de que estos últimos presentan condiciones objetivas más favorables para la educación de calidad (por ejemplo, contando con aulas menos masificadas o con profesorado seleccionado en pruebas objetivas que respetan igualdad, mérito y capacidad). Podríamos pensar que los centros concertados pueden ofrecer una mayor calidad en la educación académica, pero los datos lo desmienten. Tampoco los resultados respaldan una hipotética mejor formación en comportamientos sociales en los centros concertados con respecto a los centros públicos. Por otro lado, el factor religioso (católico) tiene una cierta relevancia, aunque no es determinante en último extremo, para la elección de centro.

Lo que sí respalda la evidencia estadística, es la creencia de los padres y las madres en que los ‘contactos’ sociales y los compañeros y las compañeras de aula pueden influir en los resultados educativos y en el futuro sociolaboral de sus hijos e hijas, motivo por el cual suelen preferir centros concertados. Es decir, las características socioeconómicas medias del alumnado y de sus familias parecen proporcionarles más ventajas en las relaciones futuras. Lo cierto es que detrás de muchas invocaciones a la “libertad” de elección de centro lo que se esconde es el rechazo a la mezcla social, a educar a los hijos e hijas con los que no son de la misma clase.

Los estudios especializados así lo demuestran. Una reciente investigación en sociología de la educación, de la UAM (Rogero y Andrés, 2016), confirma que “la libertad de elección de centro no existe, es un término falaz para justificar un sistema que segrega al alumnado y que sirve a las clases medias y altas para alejarse de los alumnos extranjeros y de las clases bajas”. El informe de la OCDE denominado “Equidad y calidad de la educación. Apoyo a estudiantes y escuelas en desventaja”, indica claramente que “proporcionar plena libertad de elección de escuela a los padres puede dar por resultado la segregación y generar mayores desigualdades”.

En definitiva, el sistema de “elección de centro” se basa en la lógica individualista de la “ética del más fuerte” y no en la lógica igualitaria de la pluralidad y la convivencia. Así entendida, la libertad de elección es un privilegio y no un derecho.

La Constitución no ampara los conciertos. La libertad de enseñanza reconocida por la Constitución Española (Artículo 27) se concreta en la posibilidad de creación de centros privados, con arreglo a una normativa estatal, para el reconocimiento y homologación de sus actuaciones. Pero en modo alguno se contempla en nuestra Constitución, la posibilidad de que las familias deban recibir una ayuda pública para elegir entre ambas redes, pública y privada, ni que ésta última deba ser financiada con fondos públicos.

El texto constitucional no indica que el Estado esté obligado a otorgar gratuidad a la educación en centros privados por el simple hecho de que las familias elijan un centro distinto del creado por los poderes públicos.

Así lo dejó asentado el T. C. en la sentencia 86/1985, de 10 de julio: “…siendo del todo claro que el derecho a la educación no comprende el derecho a la gratuidad educativa en cualesquiera centros privados, porque los recursos públicos no han de acudir, incondicionadamente, allá donde vayan las preferencias individuales.”

La educación concertada de España es una anomalía en la UE. La media de centros privados financiados públicamente alcanza el 32,7%, en el país, en todos los demás países, la educación es fundamentalmente pública (89,2% en primaria y un 83% en secundaria en la UE-28, frente a un 67,3% de España).

Hay otra realidad incuestionable, la educación concertada segrega: La doble red de centros, se ha convertido en estos años en garantía de desigualdad. El 82% del alumnado inmigrante, de minorías y con necesidades educativas específicas está escolarizado en la escuela pública . Por tanto, no cabe hablar de calidad de la enseñanza, sino de calidad social de la clientela. Con ello nos encontramos ante un círculo vicioso de segregación social que, de continuar, aboca a una importante merma de la equidad y la cohesión social.

El sistema de conciertos educativos se planteó como una medida transitoria, como complemento a una red pública, ante la insuficiencia de centros públicos que existían en España a principios de los años 80, cuando el derecho a la Educación se hizo universal. Sin embargo, hoy es muy factible la desaparición paulatina y no traumática de los conciertos educativos. Como ya se ha hecho de manera puntual en varias comunidades autónomas. Sin perjuicio económico para las instituciones, y con la integración laboral del profesorado.

Estamos ante la disyuntiva entre dos proyectos ideológicos, sociales y políticos a nivel mundial. Dos formas radicalmente diferentes de entender el ser humano, las relaciones económico-sociales y la educación.

El primero, asienta sus raíces en un modelo económico y social  basado en el egoísmo competitivo. Para esta ideología el interés colectivo no tiene por qué ser la finalidad de la política educativa. Aboga por un mundo de competición descarnada, donde el mercado regule quién sobrevive en esta lucha permanente y desaparezcan los mecanismos de protección del bien común.

Existe otro modelo que considera que la finalidad de la educación es conseguir el amor y el gusto por el saber, el desarrollo moral y la formación de ciudadanía crítica y comprometida con la mejora de la sociedad en la que viven. Busca la mejora de todas las escuelas públicas y hacerlas aceptables a las familias, en vez de incitarlas a elegir y competir, ya que no solo es menos costoso, sino que preserva los fines sociales de la educación. Este el el nuestro.

Prioridades

CIMG1357En todos los comienzos de curso, en todos los centros docentes y muy especialmente en los institutos de secundaria, hay unos días en los que el profesorado está nervioso, expectante, malhumorado… esperando que el equipo directivo comunique los horarios. 

Quien no ha tenido que ser responsable de su elaboración alguna vez no tiene ni idea del trabajo que conllevan. Previo, porque si no se tiene clara la organización del centro y el orden de prioridades, no hay forma de que salgan. Durante, porque hay que ver el conjunto y las particularidades para prever las implicaciones de los detalles que luego otras personas magnificarán si no les benefician. Y posterior porque no es posible contentar a todo el mundo, sobre todo si se prioriza el interés del alumnado y no los deseos del profesorado.

Cuando digo que es especialmente problemático en los centros de secundaria, no quiero decir que en los de primaria no haya problemas. Los hay, pero tienen menor calado porque el horario de permanencia en el centro, incluyendo las horas no lectivas, es el mismo para todo el profesorado. En secundaria no es así: el alumnado tiene más horas de clase que cada profesora o profesor de permanencia semanal en el centro, no sólo de docencia. Eso significa que puede entrar más tarde, salir antes, o tener horas libres en medio de las ocupadas, ya sea con clase o con otras actividades. La diferencia es importante, de ahí que pueda ser fuente de conflictos.

Después de tener clara la organización: grupos, medios grupos, tutorías, jefaturas de áreas y departamentos, materias comunes, optativas, horas de apoyo y refuerzo, grupos que las necesitan imperiosamente, personal que las va a impartir, quién admite otro profesor o profesora en clase, grupos de religión (que limitan escandalosamente las posibilidades organizativas), … se suele preguntar al profesorado sus preferencias en horas libres, para tenerlas en cuenta si fuera posible: conseguirlo puede mejorar las condiciones laborales y con ello el ambiente de trabajo. Si se respetan los criterios pedagógicos redunda en beneficio colectivo, a la vez que individual.

Y puede ser que se produzcan incongruencias como que la misma persona que  ha defendido con calor al debatir las prioridades para la elaboración del horario que determinada materia (la suya) no debería impartirse a última hora, cuando el alumnado está cansado, pida que sus horas libres sean las primeras de la mañana para poder llevar a su hija al colegio. Y sucede que la mayoría quiere libres las últimas horas del viernes y muchos alguna responsabilidad que no suponga mucho trabajo y le libre de guardias, y…

A la hora de elaborarlo hay distintos métodos, pero se suele utilizar el mismo en dos modalidades: una aplicación informática, bien usada por el equipo directivo o por personal ajeno al centro, una empresa que obtiene pingües beneficios a cambio de limar las tensiones en los claustros.

Precisamente hoy, domingo, víspera del comienzo oficial de las clases, sé de algunos equipos directivos (y habrá muchos otros) que están peleándose con el programa para que los horarios de todos los grupos sean lo mejor posible, afinando el nivel de las coincidencias en días seguidos, en horas en los últimos tramos, en grupos a la misma hora para poder hacer agrupamientos flexibles, en las preferencias del profesorado… El mejor horario que consigan (desecharán muchos por el camino) no respetará todos los criterios pedagógicos fijados al cien por cien, ni se adecuará a las peticiones de todos y todas. Y mañana habrá quien piense que ha tenido mala suerte o puede que hasta crea que le han fastidiado adrede porque les cae mal. Y quien entienda que ya es una suerte que haya unas cuantas horas a la semana que no tienen horario fijo, mientras la mayoría de los trabajadores no pueden ni opinar del suyo. Pasados unos días el horario de trabajo es una rutina, se acaba la tensión.

Algunos centros (bastantes a juzgar por la dificultad para obtener cita) acuden a una empresa externa, que tiene dos configuraciones distintas de la misma aplicación: una para centros públicos y otra para centros privados. En la de centros privados priman los criterios pedagógicos fijados por la dirección: el profesorado de todas formas está en el centro al menos tantas horas como el alumnado, y en su contrato están claras las condiciones laborales. En la configuración para  centros públicos prima la preferencia del profesorado: garantizan horarios compactos (con pocas horas sin clase por medio) y al menos dos horas libres a petición del interesado. No están dispuestos a cambiar los criterios aunque se les pida, porque si el profesorado no queda contento con el horario, el curso siguiente el centro no será cliente. Lo dicen así de claro. Lo sé porque nos sucedió: un año en que teníamos remanente económico y muchas dificultades de otro tipo decidimos probar. Pero queríamos que los criterios pedagógicos acordados tuvieran prioridad. Nos dijeron que de su empresa no salía un horario que no cumpliera sus compromisos, si no nos interesaba podíamos irnos.

Dedicada a mi amigo Juanma que precisamente hoy ha estado trabajando en ello.