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La escuela que queremos

Si te interesa la educación y tienes inquietudes, si no estás seguro, o segura, de hacerlo todo bien, si quieres conocer puntos de vista que se escuchan pocas veces en el claustro real, aunque más veces en el virtual twittero, escucha la conferencia de Francesco Tonucci.

Llegué a ella a través de @pily.

Algunas de las cosas que dice, para animarte a escucharla:

Hemos pasado de una escuela para pocos a una escuela para todos y les ofrecemos lo mismo. Las familias de aquellos pocos tenían base cultural, la escuela era un complemento a lo que aprendía en la casa. Las familias de todos los actuales no tienen base cultural y no pueden dar lo que no tienen. Esperamos que aprovechen algo que no tiene que ver con su vida.

Los alumnos dicen:

  • El fracaso no siempre es culpa nuestra.
  • Queremos un temario más actualizado y que se cuente con nosotros para decidirlo.
  • Queremos música en la escuela.

Es necesario utilizar distintos lenguajes y distintos medios.

Todos los alumnos tienen algún ámbito de excelencia, aunque no sea el que nos gustaría.

La buena escuela la hacen los buenos maestros, aunque las leyes sean malas.Por eso el cambio se dará si cambia la formación del profesorado.

Las leyes no cambian la escuela.

Y como complemento, otro video relacionado con el mismo tema:

Cristobal Cobo habla sobre el aprendizaje invisible y dice cosas muy interesantes:

  • Los sistemas educativos formales penalizan con pena de muerte el error, que es la fuente de nuevos aprendizajes.
  • El aprendizaje ocurre cuando estamos haciendo otra cosa.
  • Las personas tenemos mala memoria, los discos duros son mejores es eso. ¿Por qué competir con ellos? En Dinamarca, a partir de 2011 se harán todos los exámenes con internet conectado.
  • La tecnología evoluciona exponencialmente, la educación linealmente.
  • ¿La educación que estamos dando es la mejor que se puede ofrecer?

Vocación

Hoy un compañero me ha dicho que, como bien dice la sabiduría popular, El que sabe, hace y el que no sabe, enseña. Y me lo ha explicado:

– ¿Cuantos ingenieros conoces que estén en un instituto enseñando? El que tiene otra salida no está aquí. (Que conste que conozco a más de uno)

Me ha llegado al alma.

He recordado (es lo que tiene ser mayor, siempre encuentras una anecdota que viene al caso) lo que decía uno de mis profesores de la Escuela Normal de Salamanca. Se llamaba Eulogio Hernández, enseñaba matemáticas,  y mantenía que estudiando en una ciudad universitaria con muchas opciones, los que hacíamos magisterio debíamos tener una de dos razones: falta de capacidad intelectual para estudiar una carrera más exigente o falta de capacidad económica para hacer una más larga. Y luego están las excepciones, que lo hacen por vocación.

Y añadió:

– Considerense cada uno de ustedes (sí, nos trataba de usted) una excepción y no he ofendido a nadie.

Desde luego, me consideré, y sigo considerándome, maestra por vocación, y no tengo claro que sea una excepción. Me gusta enseñar y disfruto haciéndolo. Todavía ahora, y en secundaria oblogatoria, que sin duda es la etapa más dura. Y tengo la seguridad de no ser  la única.

Pero, ¡qué difícil debe ser realizar un trabajo como el nuestro sólo porque no se tiene algo mejor!

PS. Para que se note que hay muchas personas enamoradas de esta tarea, voy a enlazar los blogs o paginas de algunos estupendos compañeros distribuidos por toda la geografía. Haciendo constar que son sólo una muestra.

El blog de la clase de Gregorio en Abrucena

Los de Carmina del curso pasado y de éste

El de Lola, Navegar sin naufragar

El de Isabel Ruiz

El de José Luis Castillo

El de Juanma Díaz

El de Marina Tristán

Los de Victor Cuevas: personal y de recursos

El de Luis Miguel Iglesias

El de Miguel Rosa

El de Jaime Olmos

Uno de Colombia

educar21.es, formación de formadores de Fernando Trujillo. Ver la presentación que hay en esta entrada. Puede significar un cambio de paradigma en la enseñanza. Se está preparando el futuro.

Y tantos otros…

PS2. Y como contraste, el humor de los pacenses en carnaval:

Reacciones

Vuelvo a la educación. Y me pregunto por qué nos cuesta tanto aceptar que, incluso con la mejor intención, no siempre hacemos las cosas bien.

Me preocupa lo mucho que nos molesta, incluso nos ofende, que se nos pidan propuestas de mejora, como si lo hiciéramos tan bien que fuera imposible mejorar. Es verdad que en muchas ocasiones hemos puesto trabajo y esfuerzo, hasta más del exigible, pero los resultados no son los esperados. ¿Tan difícil es entender que si no hemos llegado a donde debíamos (que nuestro alumnado aprenda), sean cuales sean las causas, tenemos que modificar algo? Pedir propuestas de mejora no es culparnos de los suspensos, es reconocernos como rectores del proceso educativo: lo dirigimos y no hay una única forma de hacerlo. Si una no funciona todo lo bien que se requiere, habrá que probar otra.

Sé de sobra que la otra parte, nuestros alumnos, también tienen que hacer algo. Que si quieren aprender tienen que estudiar. Pocas cosas se aprenden si uno no pone atención y esfuerzo. Pero, incluso para que ellos hagan lo suyo, a veces es necesario que nosotros intervengamos y desde luego no haciendo el pino, como se escucha tantas veces.

¿Por qué la palabra motivación levanta sarpullidos? Algunos no la necesitan, la traen de serie cuando nos llegan, y con ellos (más veces ellas) disfrutamos. Aprenden incluso a pesar nuestro, cuando nos centramos en los otros y apenas les prestamos la atención que haría que alcanzaran la excelencia.

A otros, para desgracia nestra, (y suya) no les gusta la escuela. No digo que no les guste aprender, porque no creo que sea cierto. No les gusta aprender lo que queremos enseñarles, no les interesa. Para una parte de nuestro alumnado esta escuela tan academicista no es adecuada. Para ellos son necesarias las técnicas de motivación. ¿Seguro que las estrategias que usamos son las únicas posibles? ¿Las mejores?

Nos gustaría seleccionar al alumnado, enseñar sólo a los que quieren aprender con nuestros métodos. Pero somos profesores y profesoras de la escuela pública y nuestra función es enseñar a todos. Las condiciones las marca la administración educativa, con las leyes vigentes, que nos pueden gustar más o menos, pero son las que hay. Y si no queremos aceptarlas, no es obligatorio estar aquí.

Nos molesta que el servicio de inspección tenga el encargo de conseguir que los centros mejoremos los resultados académicos. ¿Cuál otra debería ser su función, aparte de que se cumplan las leyes?

Los objetivos marcados por la Comunidad Europea están claros, y estamos lejos de conseguirlos. ¿Nos acercaremos a ellos con palmaditas en la espalda si tenemos casi la mitad del alumnado en condiciones de repetir curso?

Hay más de una forma de ver las cosas. He aquí una muestra:

Noticias de educación

Hace un par de días,  un compañero destacaba en uno de sus blogs la publicación en la prensa de papel de dos noticias sobre educación en el mismo día. Y la verdad es que ninguna de ellas era buena. Tomé nota de su post porque quería tomarlo como punto de partida de una entrada mía aquí, pero las ocupaciones diarias me han impedido hacerlo hasta hoy.

En los comentarios posteriores, Juan Pedro Serrano hace una pregunta a la que deberíamos dar respuesta cuanto antes:

Por qué narices no nos ponemos todos manos a la obra, y acabamos con esta realidad tan increiblemente frustrante… ¿para todos?

Siempre tuvimos la idea de que al poder autocrático no le interesaba la educación, porque es más fácil manejar a la masa sin criterio, sin sentido crítico. Pero en una democracia la mejor inversión debe ser la que se hace en educación, porque se hace en futuro. La pregunta que hace el compañero nos la hacemos muchos: ¿de verdad le interesa la educación al gobierno y a la oposición de este país?

Mientras todos no vayamos a una será difícil dar la vuelta a la tortilla, pero  cada uno de nosotros en nuestro ámbito tenemos cosas que hacer, mejoras que introducir. Y no son las leyes las que cambian la realidad de las aulas, sino el profesorado que las aplica… cuando cree en ellas.

Tenemos más colaboración de la que se observa a primera vista:

  • Muchos padres lo hacen francamente bien, aunque nos llamen más la atención los otros, porque nos obligan a sustituirlos de alguna manera.
  • Tenemos alumnos, y alumnas, estupendos, que se entusiasman con nosotros, que nos seguirían al fin del mundo (metafóricamente hablando, claro) Y tambien otros que sólo quieren perdernos de vista. (Hoy viernes están de enhorabuena).
  • Las AMPAs en muchos casos echan una mano nada despreciable.
  • Hay compañeros fantásticos, que nos enseñan todos los días, incluso sin hablar, estrategias para mejorar nuestra enseñanza y nuestras relaciones con el alumnado, que nos facilitan la tarea con sólo estar allí.

    Imagen de elorienta.com
  • Los orientadores, esos profesionales tan mal recibidos al principio, y que se han hecho un hueco en los institutos por la mucha colaboración que prestan a todos, por la ayuda que suponen en situaciones difíciles y en el trabajo diario.
  • Nuestro cupo de profesorado permite una ratio que no tiene nada que ver con la de otros tiempos no tan lejanos: yo he tenido 52 alumnas de 1º de EGB en un colegio privado (en un aula larga y estrecha llena de humedad), 30 alumnos y alumnas de 5 años a 6º de EGB en una unitaria (la calificación era: unitaria, mixta, diseminada, de difícil desempeño) sin luz eléctrica ni agua corriente, entre 40 y 45 era normal en cualquier grupo de EGB
    Imagen tomada de recursos.cepindalo.es

    De http://bit.ly/fLABZz
  • Los medios con los que contamos, que nada tienen que ver con la saliviña, que era prácticamente nuestra única herramienta, segun decía un inspector recien llegado de Galicia.
De picasaweb.google.com

Y hay que recordar que las condiciones laborales del profesorado han mejorado mucho: ademas de lo dicho en los puntos anteriores, hace diez años las horas de docencia eran de 21 a 23, reales, para la inmensa mayoría. Hoy son 18 sobre el papel pero hay que quitar las reducciones por jefaturas, tutorías, planes, … Que está muy bien, no son las nuestras las únicas condiciones que han mejorado, lo han hecho todas, indudablemente. Pero no está mal mirar con un poco de perspectiva cuando nos sentimos tan mal tratados por la Administración.

Resumiendo: mientras esperamos el acuerdo de todos para cambiar todo lo necesario, cambiemos cada uno aquello que es posible y la mejoría habrá empezado.

Imagen de cepdecastilleja.com

Si se calla el cantor, calla la vida.

Por fin

Parece que finalmente la Consejería de Educación nos da la razón a los que pensamos que el fracaso escolar se gesta… en infantil y el principio de la primaria. Y están dispuestos a tomar medidas adecuadas a las necesidades de cada centro:

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Una prueba rastreará el origen del fracaso escolar a los 7 años

Educación adelanta el diagnóstico de lengua, escritura y cálculo a 2º de Primaria.


El 10% de los alumnos ya ha perdido algún curso antes al terminar Primaria.Foto: Gregorio Barrera


La Consejería de Educación estrenará -en mayo o junio- una «prueba universal» de evaluación que medirá el nivel de lectura, escritura y cálculo en 2o de Primaria. El examen va dirigido a niños de 7 años que sólo llevan un curso dentro de la educación obligatoria. Es ahí donde la consejería intuye la raíz del fracaso escolar.

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La noticia completa aquí.

Y aquí, mi comentario del 15 de enero al hilo del revuelo a causa del proyecto de ley de Extremadura, en el que insistía en lo ya expresado con anterioridad a propósito de los resultados del Informe PISA.

Me dan la razón. Por fin.

Incentivos

Parece que el anteproyecto de Ley de Educación de Extremadura ha causado revuelo porque habla de incentivos económicos al profesorado. Se dice que el malestar viene de que se tendrán en cuenta los resultados académicos del alumnado. Aquí y aquí se pueden leer artículos de prensa sobre el tema, y aquí la interpretación de la Consejera.

Me llaman la atención algunas cosas:

  • Siempre hemos considerado injusto que aquellos que cumplen y ya está, e incluso los que ni siquiera cumplen, que los hay, al final de mes cobren lo mismo que aquellos que se implican de veras en el funcionamiento de los centros, en el aprendizaje de sus alumnos, en la formación de los padres…
  • Cuando surge la posibilidad de aceptar incentivos por mejorar, reaccionan en contra con la misma virulencia los mejores profesionales (ya hacen lo que pueden ¿qué van a mejorar?; que no les pidan además papeles, evidencias de su buen hacer, que su tiempo lo dedican a lo productivo: enseñar a sus alumnos) y los peores (los que presumen de no llevarse a casa ni un papel, de no dedicar a la enseñanza, que no educación, más tiempo que el que están en el centro, de desconectar tan pronto salen por la puerta, de no hacer actividades extraescolares, de no recibir padres…)
  • Nunca se le supone buena intención al legislador: están intentando comprar resultados o están dando por supuesto que la causa del fracaso escolar es la mala práctica docente, por eso plantean los incentivos. Cuando la Junta de Andalucía propuso el Programa de Calidad y Mejora, (que supone hasta 7000 euros en cuatro cursos para el profesorado que se implique en la consecución de unos objetivos que el propio centro determina) un ingente número de buenos profesionales se sintieron ofendidísimos porque entendían que la propuesta implicaba esas opciones ofensivas y ninguna otra. La mayoría de los centros no aceptó la propuesta, y muchos de los que la aceptaron hicieron poco más que redactar lo que ya hacían con antelación.
  • A cambio, el profesorado reclama, con buen criterio, la reducción del número de alumnos por grupo. De acuerdo, con algunos matices:
    • Es más importante la atención al alumnado con dificultades por personal especializado, incluso dentro del aula, que la reducción excesiva del número. Los grupos necesitan un cierto número crítico para funcionar.
    • En el caso de primero de primaria, la necesidad de profesorado de apoyo se hace especialmente evidente. El alumnado que no consigue dominar la lectoescritura y los fundamentos matemáticos en su momento, tienen muchas posibilidades de no conseguir el éxito escolar. Atender sus necesidades específicas es imprescindible y no se está haciendo, al menos no en la medida necesaria.
    • Ningún grupo debe sobrepasar el número que se fija en la ley para cada tipo de enseñanza. Sin subterfugios.
    • En ESO ese número no debe ser mayor de los 25 de primaria, al menos en los dos primeros cursos. La diversidad del alumnado aumenta con los años que van pasando, y la adolescencia añade problemas que antes no existian. No es posible una atención adecuada con grupos más numerosos. En tercero y cuarto los programas de diversificación curricular disminuyen la ratio en la mayoría de las materias.
    • Es imprescindible que los institutos dispongan de alternativas que ofrecer al alumnado adolescente que es refractario al trabajo académico. Los objetores escolares son en muchos casos chicos con otros intereses, que cuando encuentran un trabajo que les gusta son buenos profesionales. La misma tarea escolar en grupos más pequeños puede permitir un mayor control pero no siempre un mayor éxito.
    • La reducción de la ratio sólo es eficaz cuando la atención al alumnado es lo más individualizada posible. En las clases magistrales el número no influye en los resultados.
  • La mejora de los resultados en las pruebas PISA en el caso de Portugal parece que va ligada a una actuación basada en los incentivos por resultados. Ya lo comentamos aquí.
  • Aumentar el porcentaje de chicos y chicas que terminan la secundaria obligatoria con éxito, así como el de los que realizan enseñanzas posobligatorias, especialmente Formación Profesional, es una necesidad ineludible. No me parece mal que se incentive el mayor esfuerzo por conseguirlo, acompañado de los medios necesarios.
  • He leído el proyecto de ley extremeña y no he encontrado que relacione los incentivos con las notas del alumnado. A continuación pego la cita textual relacionada con ellos, y enlazo con el texto completo.

Artículo 156. Incentivos económicos y profesionales.

1. La Administración educativa establecerá un sistema de carrera profesional vinculado a la formación acreditada y a la mejora de la práctica docente. Todo ello ligado a los resultados de una evaluación voluntaria del ejercicio profesional.
2. La Administración regulará la asignación de incentivos de carácter profesional y económico vinculados a planes de innovación educativa, proyectos bilingües, uso pedagógico de las tecnologías de la información y la comunicación, así como otros que reconozcan la labor del profesorado y su especial dedicación al centro.
3. En particular, la Administración educativa favorecerá la permanencia del profesorado, sea de carrera o interino, en aquellos centros radicados en áreas de marcado carácter rural o centros que precisen de medidas singulares derivadas de las
necesidades del alumnado y de las características del entorno y que, por tanto, pueden estar sujetos eventualmente a un elevado índice de movilidad del personal docente. A tal efecto, y sin perjuicio de los incentivos económicos que puedan  arbitrarse, la Administración primará como mérito específico el desempeño continuado de puestos de trabajo en dichos centros tanto en los concursos de traslado que le corresponda
organizar como en los procedimientos de selección de los funcionarios interinos.