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Un ejemplo de buen trabajo

Conozco el centro docente San Telmo de Jerez desde su inicio. Cuando yo llegué para trabajar en él como maestra provisional, sólo estaba el edificio recién construido: ni una mesa, ni una pizarra. Y por delante de su entrada pasaban las aguas residuales de las chabolas que todavía estaban habitadas en el cerro de al lado (La perfumería Gal, decía un colega). El resto de compañeros y compañeras era interino por lo que me asignaron la jefatura de estudios (la directora lo era de otro centro y asistía a los claustros y poco más) y me responsabilicé  del comedor, el laboratorio…

El alumnado procedía de los demás centros de la zona, y venía voluntariamente. Se llenó el centro con niños y niñas hasta 5º (en este último curso tuvimos el primer grupo mixto por necesidad, del que fui tutora). En más de una ocasión un colega del centro de origen se acercó para advertirnos sobre tal o cual chico.

Mi destino definitivo me impidió continuar, como habría deseado: recuerdo aquel curso como una de mis mejores experiencias profesionales. (Yo entonces no había oído hablar de las comisiones de servicio)

Digo esto para dejar claro que conozco el barrio y a su gente, que sé de las dificultades que se encuentra el profesorado que trabaja en una Z.A.E.P. (zona de atención educativa preferente) tan clara como la zona sur de Jerez, por mi propia experiencia y porque tengo muchos amigos y amigas trabajando en la zona y haciendo una excelente labor educativa.

Por ello puedo y quiero valorar especialmente el trabajo presentado por el IES San Telmo en la Feria de la Ciencia en la calle celebrada entre el 15 y el 17 de abril próximo pasado, desde distintas áreas de la Ciencia:

  • Comparación entre el cultivo tradicional y el hidropónico de distinto tipo, que me explicaron con soltura y precisión.
  •  Proyectos tecnológicos, que incluyen desarrollo teórico y práctico, realizados con materiales sencillos muy trabajados: un puente levadizo (como el de Cádiz, me explican), un coche de época, que pequeños motores hacen funcionar, un elevador hidráulico que se mueve con el aire de una jeringa, los clásicos enlaces eléctricos para conocer herramientas…

 

Que este alumnado haya realizado y explique con facilidad, utilizando vocabulario adecuado, qué y cómo han proyectado y desarrollado su trabajo es todo un éxito del que se responsabiliza un compañero y amigo (compartimos 10 años de trabajo en el I.E.S. La Campiña) que me invitó con mucho interés a la Feria:

Me gustaría que te pasarás a visitarla. Desde tecnología, humildemente, hemos trabajado duro para que nuestros alumnos/as se sientan orgullosos de representar al I.E.S. San Telmo y estaremos a la altura de cualquier instituto. Pero como sé que me conoces, a mi lo que me interesa es inculcarles los valores suficientes para ser muy buenos profesionales en el futuro.

Todos los años se pueden ver grandes trabajos. Este año mi atención se ha centrado en el realizado en este centro, muy consciente de que lo alcanzado tiene mucho valor. Y demuestra que cuando se confía en el alumnado la respuesta es positiva.

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El equipo en la mañana del miércoles.
 Entrada dedicada a Juan Carlos, compañero y amigo

Emociones de un fin de semana

El pasado fin de semana fue el EABE15 y allí estuve, en Córdoba este año.

Es el EABE un encuentro que hay que digerir después de haberlo vivido. No termina con el fin de semana. Las reflexiones posteriores de los y las participantes enriquecen enormemente las vivencias y ayudan a asimilar lo mucho que nos traemos en la mochila.

Hay quien, como Juanma, un cronista de eventos certero y rápido, no puede irse a la feria sin haber dejado constancia de lo sucedido. Y habrá quien necesite semanas para sentarse a escribir sus conclusiones. Y entre medias estaremos las y los demás.

Las personas responsables de la organización no darán por terminada su tarea hasta que las conclusiones de todas las mesas estén publicadas y disponibles para quien quiera consultarlas, y seguramente facilitará enlaces a los post que vayamos escribiendo las y los asistentes. Y según vayamos leyendo nos daremos cuenta de lo mucho que nos hemos perdido incluso estando allí, como bien decía @pily refiriéndose a esto, que yo también me perdí:

Desde el principio en estos encuentros la emoción, las emociones, ha sido una parte muy importante: desvirtualizar a personas con las que te relacionas a través de la red, con las que incluso ya has trabajado sin haber coincidido físicamente, abrazar a amigas y amigos, compartir vivencias y sentirte parte de un grupo, de ese claustro virtual al que tantas veces nos referimos.

Un eabero comentaba el domingo en el desayuno, ya despidiéndonos, que el viernes apenas había participado en las actividades porque había pasado la mayor parte del tiempo saludando a quienes ya conocía de anteriores encuentros.

Si siempre ha sido así, y la parte informal: pasillos, comidas, cafés, charlas amigables y aclaraciones pertinentes, ha tenido entidad en sí misma, este año la parte emocional ha subido un peldaño más: ha sido la referencia fundamental. Y que los recuerdos del encuentro educativo estén teñidos de emociones (positivas) facilitará su difusión, eso que se ha llamado pedagogía vírica.

Tomé nota de lo que iban diciendo las compañeras y compañeros del grupo en el que estuve (que seguramente representa a los demás por la forma en que se hizo) durante la última actividad del sábado: Puesta en común de lo que nos llevamos del EABE, que debíamos relacionar con alguna parte de nuestro cuerpo. Aquí dejo lo que me parece más interesante:

  • Las experiencias presentadas (treinta y siete si no he contado mal) fueron todas muy interesantes. Una pena no haber podido conocer la inmensa mayoría. En el grupo se destacaron: Impresión en 3D en 5º de primaria, Marea inclusiva, Tubos sonoros, De patitas en la calle, Pedagogía vírica, Realidad aumentada, La clase invertida, Aprendizaje basado en proyectos….
  • La organización del encuentro hizo posible que hubiera aprendizaje por doquier: talleres, patios, pasillos, charlas…
  • Las personas que asistían por primera vez se reconocían impactadas, desconcertadas: «Por twitter me había dado cuenta de que estaban locos, pero no tanto»,  «Aquí la educación entra por los ojos», «Me ha removido» He encontrado a gente que entiende la escuela como yo», son frases suyas.
  • Las que volvían después de una primera vez decían haber pasado del asombro a la ilusión, haber superado sus expectativas, que eran muchas,
  • Las palabras más repetidas para describir la experiencia: emoción (en singular y en plural), ilusión, motivación, innovación, convivencia, compartir, colaborar, crear, vivir, sentir, pensar, escuchar…
  • Debemos ser humildes y no creer que somos los únicos que lo hacemos bien, hay mucho buen profesorado fuera, y  la atención a la diversidad no se refiere sólo al alumnado, también existe en el profesorado y está bien que así sea.

Y yo, en esta actividad, anoté:

  • Lo importante no es lo que digo, sino lo que hago. (Relacionado con la boca)
  • Para trabajar por proyectos hay que aprender a escuchar al alumnado (con el oído)
  • Que un alumno que era incapaz de manifestar sus emociones permita que le toques es todo un éxito (con la mano) (De la ponencia Soñamos un mundo de respeto)
  • Las emociones en educación no es que sean importantes, son fundamentales. (corazón)
  • Con un pie fastidiado cuesta llegar lejos, pero he llegado.

Seguiremos rumiando lo que hemos traído en la mochila.

Y para finalizar un pequeño montaje con mis fotos  del evento que nunca podrán competir con las de @antosevi.

 

 

Las competencias del profesorado

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De mis muchos años en la dirección de un centro docente, tanto en primaria como en secundaria, guardo muy buenos, buenos y no tan buenos recuerdos, que ahora, después de finalizada la tarea, siguen aflorando:

Los artículos de Lola, que está empezando (con muy buen pie, por cierto) en lo de dirigir un colegio están sacando muchos a la luz.

Loly, que ofrece su experiencia, tan parecida a la mía, con mucha frecuencia los expone en público.

Miguel, que consigue tanto en un centro de tan difícil desempeño, pone de relieve los momentos difíciles… y los más gratificantes, en los que el profesorado hacía (en mi caso) y hace (en el suyo) piña compartiendo objetivos y tareas, casi sin pensar en horarios.

María, con sus muchos frentes abiertos, evoca los muchos proyectos realizados con pocos recursos.

Juanma, que siempre dice que ésta es la última, pero siempre vuelve a caer, porque tiene mucho más claro lo que le importa que lo que le pagan (no hablamos de dinero, claro), y Juan y Manuel Jesús, a los que veo una vez al año, en el EABE, pero a los que sigo con asiduidad porque aprendo y comparto con ellos muchas cosas, me recuerdan las dificultades específicas de la secundaria.

Mario, que me ofrece su saber hacer y su trabajo diario y saca incluso sin pretenderlo mis buenas y no tan buenas experiencias.

Y tantos otros y otras, que no hacen funciones directivas sino docentes.

¿Cómo desconectar de una profesión que sigue significando tanto?

La semana pasada, un artículo de Santos Guerra y los comentarios posteriores de personas de mi entorno, han hecho aflorar otros recuerdos y experiencias que me motivan a escribir. El artículo, que enlacé en twitter sin filtro crítico por lo que me recordó, compara al piloto que estrelló el avión matando a 150 personas, con el profesorado desequilibrado emocionalmente o con enfermedades psiquiátricas, cuya actuación afecta sin duda al alumnado, pudiendo llegar, dice él, a convertir a niños y niñas en cadáveres psicológicos.

Es evidente que la comparación es sumamente desafortunada, incluso demagógica. Pero saca a la luz un problema que existe, y que plantea a los equipos directivos situaciones muy duras y de muy difícil resolución: Hay personas con título de profesor/a que no están capacitadas para ejercer la profesión. Y cuando caen en tu centro te toca el premio gordo de la lotería. Debes tratar de minimizar los daños, apoyar en lo posible a la persona enferma para que no dañe demasiado, conseguir que el médico le dé una baja por enfermedad, … porque no tienes capacidad de decisión para otra cosa. Y si intentas una solución drástica encuentras la oposición de la Administración, a la que planteas un problema que no quiere afrontar y la del profesorado cuyo corporativismo salta como un resorte aunque sepa que hay razones sobradas.

Y luego están las malas  y malos profesionales, al menos tan peligrosos como los enfermos, porque hay más y destacan menos, pero hacen daño: nunca fracasan, porque la culpa (sí, la culpa) es del alumnado que no trabaja y de las familias que no se preocupan; no le importan los chicos y chicas, incluso hablan de ellos con desprecio; no buscan alternativas metodológicas, porque eso sería reconocer fallos; no necesitan formación porque no quieren cambiar. Aprobar oposiciones da demasiados derechos y muy pocas obligaciones a quien está dispuesto a pasar de ellas.

Y también están las y los magníficos profesionales, que buscan hasta que encuentran la forma de motivar a su alumnado, que aprenden cada día con ellos y ellas, que no hacen siempre lo mismo ¡qué aburrimiento!, que les despiertan las ganas de aprender, de buscar explicaciones, de pensar, que innovan, que…

Pues siendo tan dispares los grupos, todos reciben de la administración educativa el mismo trato: no hay evaluación de prácticas docentes,  la formación es voluntaria, la dotación de personal y material es estándar… y todos cobran igual a final de mes. ¿Qué motivo pueden tener los malos profesionales para mejorar?

Termina el primer trimestre

Es una perogrullada, pero para muchas personas es un momento muy importante. Se valora el trabajo realizado en los primeros tres meses del curso y en ocasiones se hace necesario tomar decisiones para modificar el curso de los acontecimientos.

  • Chicos y chicas que se dan cuenta de que han perdido demasiado en tiempo en otros menesteres y deben centrarse para aprender y aprobar. (Si yo sé que no he estudiado…)
  • Alumnado que sufre el desprecio y mal trato psicológico de ese profesorado faltón que no está dispuesto a dar el trato que exige para sí; y que no encuentra respuesta a sus quejas en tutoría, ni en jefatura. (Nos dice que somos una mierda. Se ríe de nosotros. Dice que se necesita ser tonto para no entenderlo)
  • Profesorado que no ha encontrado el método para conectar con los chicos y hacerles partícipes de su aprendizaje.
  • Madres y padres que ven a sus hijos e hijas sufrir porque no consiguen entender las explicaciones de un determinado profesor y no saben como enfrentar la situación sin recursos para una clase particular.
  • Familias y profesorado que no conocen al chico o la chica del que la otra parte habla. (Pero si mi hijo en casa no da problemas. O Aquí su hija es una alumna modelo)

Sí, es hora de evaluar. Sin confundir evaluación con calificación. Ninguna de las personas que intervienen en la educación debería considerar que ha terminado su tarea con una nota, ya sea ésta positiva o negativa, porque el objetivo de la evaluación no es calificar, sino mejorar: analizar el proceso para descubrir dónde están los fallos… y corregirlos, cada uno, cada una, en la parte que le toca.

Hace unos días, en la peluquería, comentaba un grupo de madres el problema que están teniendo sus hijos a hijas de cuarto de ESO con las Matemáticas. Tienen un profesor nuevo y no consiguen entender sus explicaciones. Chicas y chicos con notas brillantes en otras materias y en Matemáticas con anterioridad, están obteniendo notas muy bajas. Sólo uno de toda la clase ha aprobado. Si es cierto, ese compañero debería replantearse su trabajo y dejar de escudarse (lo he visto demasiadas veces) en la dificultad intrínseca de la materia. La de matemáticas puede ser la clase más interesante y entretenida del día porque es fácil conectarla con la vida real y porque es un juego con reglas conocidas, y sus dificultades no están en los conceptos básicos que se trabajan en la enseñanza obligatoria sino en lo mal que se hace a veces.

15830992708_c52ed0ec3a_c¡Ah! Y no olvidar que no se aprende de alguien a quien se odia. Y no se quiere a quien nos trata con desprecio y nos insulta.

Artículos interesantes respecto a la evaluación:

Evaluación, como siempre

Sobre el síndrome del profesor duro

La mayoría de los publicados en EvaluAcción

Y a muchos chicos y chicas de secundaria y primaria y a profes que conozco les gusta Mati y sus mateaventuras, para jugar con las mates.

Elegir es renunciar

El sábado pasado, como tantas otras veces, quería estar en dos sitios. Como no es posible, renuncié a estar en uno de ellos y me perdí  el #openseta, uno de los encuentros previos al EABE 15.

Ya el programa prometía: micología y realidad aumentada, ademas de las mesas redondas para buscar los pilares del EABE proximo.

Pero lo que cuentan las amigas, amigos y compañeros que allí estuvieron hace que lamente no haber estado allí.

Recojo aquí algunas de sus reseñas:

 A cambio estuve, con otros amigos, menos digitales, haciendo senderismo por Parauta, un precioso pueblo de la Serranía de Ronda. Me alegro de haber estado allí. Fue un buen día de campo y amistad.

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Carta abierta a una mamá

Estimada señora:

Una noche que yo andaba desvelada la escuché a usted en la radio de madrugada. Llamaba muy indignada para contar a quien quisiera oírlo lo desconsideradamente que la habían tratado en la guardería en la que su hijo tenía una plaza (por cierto, subvencionada al cien por cien, incluyendo la comida, aunque usted no trabaja fuera de casa; a pesar de los recortes en educación).

La dirección de la guardería había citado padres y/o madres para explicarles el funcionamiento, las normas, la atención que ofrecen… especificando que debían acudir sin los niños. Usted explicaba que decidió llevar a su hijo no porque no tuviera con quién dejarlo sino porque iba a una guardería: alguien se haría cargo de él.

¿Y usted habla de desconsideración? ¿De verdad le parece lógico (es la palabra que más veces utilizó en su exposición) empezar su relación con las personas que se van a hacer cargo de su hijo dejándoles así de claro que lo que le digan le va a entrar por un oído y a salir por el otro?

A usted no le parecía lógico, tampoco, que no respondieran a sus expectativas poniendo una educadora a su servicio, demostrando lo que valora el trabajo de las personas que van (o no, porque usted no tenía claro si iba a llevarlo después del mal trato recibido) a educar a su pequeño. Da por supuesto que sus caprichos, que no otra cosa había sido el acudir acompañada, deben alterar el funcionamiento del centro, el tiempo dedicado a la preparación de material, espacios… a prepararse para recibir a su hijo como se merece al día siguiente.

Naturalmente, no le pareció lógico que le llamaran la atención cuando su hijo impedía el desarrollo de la reunión, y mucho menos que cuando usted fue incapaz de controlarle le pidieran que lo llevara fuera para que el resto de madres y padres se enterara y pudiera exponer con tranquilidad sus dudas y recelos. (La primera separación es muy costosa). Si quiere que le diga la verdad, no debería usted haber esperado a que se lo pidieran, por respeto al resto de los asistentes y a la convocante.

Y lo que menos lógico de todo le parecía es que en las guarderías haya normas: que no lo pueda llevar a la hora que quiera, que le digan que debe desayunar antes.

Todo esto deja muy claro que es lo que usted busca: un garaje para niños, un sitio donde dejar a su hijo cuando le conviene, como mucho un centro asistencial. Porque si quisiera un centro educativo sus planteamientos serían otros.

No tiene usted conciencia de que la educación infantil (de 0 a 6 años) es educación. En la guardería pública su hijo, junto a los 13 restantes del grupo, va a recibir atención a sus necesidades físicas (aseo, comida) pero también va a convivir con otros, se va a socializar y va a aprender. No tiene usted ni idea de lo que una buena atención educativa en sus primeros años puede hacer por el futuro de una persona, lo que puede compensar las deficiencias culturales y sociales de la familia, lo que desarrolla las capacidades de cada uno en el momento en que más posible es hacerlo.

Soy maestra (jubilada) pero nunca he trabajado en educación infantil. Siempre he admirado y valorado a maestras y educadoras (las mujeres son mayoría) de esta etapa, que requiere una adaptación, comprensión y trabajo físico mayor que ninguna otra.  Y me duele que se menosprecie su trabajo. Más en un momento en que peligra la consideración de la etapa como educativa. ¿Sabía usted que para la LOMCE es asistencial? No es usted consciente de lo que perderíamos.

Sin buenos cimientos ¿qué construiremos?
Sin buenos cimientos ¿qué construiremos?

 

«En los primeros años se ponen los cimientos de todo lo que se va a construir, a aprender y a hacer a lo largo de la vida. Por esto la educación infantil asume una importancia fundamental en toda la educación».  Francesco Tonucci. Pedagogo

 

 

Cordiales saludos.

Engracia Santos

P.S. Como esta carta es abierta y puede que la lean personas que no conozcan el funcionamiento de las guarderías, éstas tienen un horario educativo fijo en el que suelen admitir unos 15 minutos de flexibilidad. Se puede ampliar por necesidades familiares, generalmente trabajo de padre y madre, antes y después, con la justificación pertinente (horario asistencial).