Hoy, 18 noviembre, cumple 65 años y se jubila una compañera. Digo bien: compañera, porque en compañía, una junto a otra, hemos trabajado por la educación de muchos grupos de niños y niñas, antes, de chicas y chicos, después. Diferencio compañera, con la que se trabaja en compañía, de colega: persona de la misma profesión, nada más.
Hemos compartido inquietudes, intereses, experiencias y, sobre todo, el trabajo diario para conseguir que nuestro alumnado alcanzara las mayores cotas de formación y madurez personal, no sólo académica.
Tutora excelente, siempre ha conocido la situación familiar y personal de cada uno y cada una de sus tutorizados y actuado en consecuencia con ellos, con su familia y con el equipo educativo, que no siempre quiere tener en cuenta otros aspectos que no sean aprendizaje y comportamiento en clase.
Comprometida, implicada, buena profesional, cristiana convencida, de las que dan testimonio con su ejemplo más que con sus palabras, pero sin rehuir dar su opinión desde su opción religiosa. Siempre desde el respeto a las opiniones y criterios que pudiéramos tener los demás.
Cuando ha pasado épocas difíciles, que las ha tenido, como casi todos, ha sabido estar a la altura de la situación y dejar el trabajo, que le podía resultar terapéutico al sacarla de su ensimismamiento (quien no ama su trabajo no podrá entender esto), por temor a perjudicar a su alumnado al no poder rendir al cien por cien.
Muchos días ha llegado al centro comentando con alegría que había encontrado a Fulanito o Menganita, que fueron alumnos hace diez, quince años, trabajando en tal o cual sitio y le habían contado cómo les iba en la vida, lo que da muestra de las buenas relaciones establecidas. Seguirá encontrándoles, porque el mundo es pequeño, y seguirá interesándose por su vida y alegrándose de sus éxitos y sintiendo pena por sus fracasos.
Lo expresa perfectamente Gabriel Celaya en el poema que publiqué en una entrada anterior y que le dedico.
Estoy segura de que en medio de sus actividades familiares con hijos y nietos encontrará tiempo para alguna labor social.
Seguiremos compartiendo intereses, experiencias, inquietudes, que no serán las derivadas del trabajo diario, pero serán.
Y doy gracias a la vida, que me ha dado tanto. Entre otras muchas cosas, la posibilidad de trabajar con Mame
Y algo me ha sorprendido gratamente: la juventud, los estudiantes, chicos y chicas, han tomado la iniciativa. Han sido mayoría por primera vez en una manifestación en la que lucha por sus derechos, por su futuro. Y se han hecho notar.
Por eso estoy contenta: han empezado a organizarse para aprovechar la oportunidad ydefender lo que consideran, con razón, que es su derecho incuestionable a tener un futuro.
Un grupo de los dueños y dueñas de perros que nos encontramos con frecuencia en el parque hemos ido hoy al campo con ellos.
Uno de los pinares de Chiclana ha sido es lugar elegido, y el día, primer sábado soleado después de mucho tiempo, ha sido estupendo.
Además de todo tipo de plantas, más perros, charcos y arroyos en los que se han bañado, y otros excursionistas, encontramos grupos de jóvenes haciendo juegos de rol, con sus disfraces y sus armas de atrezzo.