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Educación de personas adultas

El trabajo que realizan los maestros y maestras que han trabajado y trabajan en la formación de personas adultas es impresionante.

Empezaron enseñando a leer y escribir, alfabetizando,  a aquellas personas que en su infancia no tuvieron ocasión de ir a la escuela, una parte muy importante de la población entonces. Pronto se convirtieron en algo más, porque aportaban a su alumnado no solo aprendizaje de las letras, sino también de la vida: relaciones sociales, valoración de manifestaciones culturales, conocimiento de su propia realidad al contrastarla con con la de otros…

Para muchas mujeres que conozco, las «clases de adultos» han supuesto su introducción en la vida social, la toma de conciencia de la situación de esclavitud en la que han vivido, el comienzo de la asunción de sus derechos como persona. Se han hecho conscientes de su valor, de la ingente tarea que han realizado en las peores condiciones, han adquirido autoestima, en lenguaje actual: se han empoderado.

2015-01-22 13.31.37Hoy, los sucesores de aquellas aulas, convertidos en Centros de Educación Permanente de Personas Adultas, continúan la tarea. No se limitan a las enseñanzas básicas. Han ampliado su oferta en la línea de formación y enriquecimiento personal a lo largo de la vida, de modo que su alumnado es de lo más variado: ¿quién no tiene un déficit en su formación inicial? No me imaginaba yo que iba a encontrar tanto nivel en un centro de adultos, comentaba un compañero hace unos días.

Por eso, sin dejar de lado lo imprescindible (cursos para la obtención del título de graduado, formación básica), amplían su oferta: Patrimonio, para quien quiere conocer su entorno histórico-artístico. Inglés, para quienes lo necesitan por cuestiones laborales o familiares (tengo dos nietos ingleses, no me queda otra, decía una compañera) o lo quieren aprender para viajar con mayor facilidad o superar lo que consideran una asignatura pendiente. Fomento de la cultura emprendedora, donde se desarrollan estupendos y originales proyectos de muy diferentes estilos. Informática, la alfabetización actual. Educación para la salud

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En Úbeda

Y lo hacen con una dedicación profesional y personal que supera la media, realizando además visitas, actos culturales, convivencias…, cuya organización requiere un tiempo y un trabajo que al parecer pesa menos si la respuesta merece la pena. El hecho es que consiguen entusiasmar a un alumnado ya de por sí interesado (asiste voluntariamente) que se integra mayoritariamente en la vida del centro, asiste a  las actividades y se esfuerza por aprender.

He conocido a una señora con más de 70 años, que no pudo ir a la escuela en su momento y ahora está yendo a clases para obtener el Graduado en Secundaria. Naturalmente, dice ella, aprobó todas las asignaturas el primer trimestre, pero no está contenta porque en Inglés, que es lo que mejor le va, sólo obtuvo un notable: su ilusión es tener un sobresaliente. ¿No es digna de admiración?

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Para aprender y practicar inglés. 

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Mirando hacia atrás para ir hacia adelante

Estoy de acuerdo con Pablo Herrero:  esta entrevista sirve para entender mucho de lo que ha pasado en los últimos 30 años en España.

Y tiene un final esperanzador:

Lo que viene detrás de lo que está pasando no está escrito: depende de lo que hagamos o lo que dejemos de hacer. Así que brindo porque no se os olvide que el futuro no está escrito y que lo vais a hacer vosotros.

¿Se abusa de las abuelas?

Cuando mi madre (88 años,  diagnosticada de Alzheimer en fase 2, pero todavía lúcida la Patri-Iván - 23mayor parte del tiempo aunque sin memoria próxima) dice que ha tenido mucha suerte con sus hijos (para ella la palabra incluye a las hijas), que están pendientes de ella y la cuidan y la atienden en todo lo que necesita y más, que la llevan a la escuela (el centro de día) donde aprende lo que no pudo aprender en su infancia y se lo pasa bien, que juegan con ella al parchís y al rumikub, sus entretenimientos favoritos junto con la lectura, no puedo dejar de pensar en otros casos que conozco, de distinto tipo:

  • La abuela (más de 80 años, vive sola) que todos los domingos ha de esperar a que las persianas del piso de su hijo se levanten para llamar al timbre, haga frío o calor.  Es el único día de la semana que ve a sus nietos y quiere aprovechar el tiempo pero tiene prohibido llamar antes de la señal.
  • La que no vivió su vida porque tenía obligaciones familiares que podía haber resuelto de otra forma pero su moral machista, incrustada a fuego durante su infancia (la hija ha  de cuidar al padre, sin ayuda) se lo impidió. Falleció esperando su momento, antes que su padre. Ya hablé de ella antes aquí.
  • La señora de alrededor de los 65 que se ha matriculado en el aula universitaria de mayores para tener unas horas a la semana para ella y no siempre puede asistir. Sus dos hijas dejan a tres nietos a su cargo de forma sistemática, toda la semana: llevar y recoger del cole, comida, ropa, deberes… Y qué voy a hacer? Ellas trabajan fuera de casa y no pueden atenderlos.
  • La madre (70 años), que cuando sale de su clase de pilates se queda en casa de su hija para que cuando ésta regrese del trabajo se encuentre la casa recogida y la comida hecha. Luego vuelve a la suya para hacer lo mismo.
  • El abuelo que lleva diariamente a sus nietos al colegio, y ha aprendido a cuidar niños porque cuando sus hijos eran pequeños esas cosas las hacían las mujeres. Si no fuera porque ha de hacerlo cuando le apetece y cuando no, disfrutaría mucho de la situación.
  • El matrimonio que cuida de su nieta siempre que se lo piden a cambio de interferir en la relación de pareja de su hijo
  • La pareja que reunió a sus hijos cuando empezaron a tener bebés para decirles que estarían disponibles en caso de necesidad para situaciones puntuales, no para las ordinarias, aclarando que si vosotros queréis divertiros, nosotros  también.

Naturalmente, conozco a muchos mayores que disfrutan de su jubilación, de su tiempo y de su familia, tanto nuclear como extensa, que no dependen de nadie ni están sometidos a ningún tipo de tarea impuesta. Y a muchas otras que, como mi madre, son dependientes perfectamente cuidados y queridos. Pero a todas las situaciones descritas les puedo poner nombre y apellidos,  sólo una de ellas por persona interpuesta. Quiero decir que no son elucubraciones, las conozco de primera mano.

¿La más frecuente? La abuela que se hace cargo de sus nietos de forma habitual, la que ni siquiera tiene la opción de apuntarse a actividades que la satisfagan personalmente porque está demasiado ocupada y/o demasiado cansada. Si se mira con un poco de atención se las ve a la puerta de los colegios, en el autobús las he oído quejarse incluso delante de los nietos en más de una ocasión, en el parque,  en la cola de la frutaría o el hiper.

Respondiendo a la pregunta inicial, sí, en demasiadas ocasiones se está cargando de responsabilidades que no suyas a los abuelos, y especialmente a las abuelas. Posiblemente una gran parte de la culpa es suya, por haber hecho demasiado fácil la vida de sus hijos e hijas y por no haber aprendido a decir no. Pero eso no es óbice para que  quienes les traspasan la responsabilidad hagan gala de un egoísmo sin paliativos.

Termina el primer trimestre

Es una perogrullada, pero para muchas personas es un momento muy importante. Se valora el trabajo realizado en los primeros tres meses del curso y en ocasiones se hace necesario tomar decisiones para modificar el curso de los acontecimientos.

  • Chicos y chicas que se dan cuenta de que han perdido demasiado en tiempo en otros menesteres y deben centrarse para aprender y aprobar. (Si yo sé que no he estudiado…)
  • Alumnado que sufre el desprecio y mal trato psicológico de ese profesorado faltón que no está dispuesto a dar el trato que exige para sí; y que no encuentra respuesta a sus quejas en tutoría, ni en jefatura. (Nos dice que somos una mierda. Se ríe de nosotros. Dice que se necesita ser tonto para no entenderlo)
  • Profesorado que no ha encontrado el método para conectar con los chicos y hacerles partícipes de su aprendizaje.
  • Madres y padres que ven a sus hijos e hijas sufrir porque no consiguen entender las explicaciones de un determinado profesor y no saben como enfrentar la situación sin recursos para una clase particular.
  • Familias y profesorado que no conocen al chico o la chica del que la otra parte habla. (Pero si mi hijo en casa no da problemas. O Aquí su hija es una alumna modelo)

Sí, es hora de evaluar. Sin confundir evaluación con calificación. Ninguna de las personas que intervienen en la educación debería considerar que ha terminado su tarea con una nota, ya sea ésta positiva o negativa, porque el objetivo de la evaluación no es calificar, sino mejorar: analizar el proceso para descubrir dónde están los fallos… y corregirlos, cada uno, cada una, en la parte que le toca.

Hace unos días, en la peluquería, comentaba un grupo de madres el problema que están teniendo sus hijos a hijas de cuarto de ESO con las Matemáticas. Tienen un profesor nuevo y no consiguen entender sus explicaciones. Chicas y chicos con notas brillantes en otras materias y en Matemáticas con anterioridad, están obteniendo notas muy bajas. Sólo uno de toda la clase ha aprobado. Si es cierto, ese compañero debería replantearse su trabajo y dejar de escudarse (lo he visto demasiadas veces) en la dificultad intrínseca de la materia. La de matemáticas puede ser la clase más interesante y entretenida del día porque es fácil conectarla con la vida real y porque es un juego con reglas conocidas, y sus dificultades no están en los conceptos básicos que se trabajan en la enseñanza obligatoria sino en lo mal que se hace a veces.

15830992708_c52ed0ec3a_c¡Ah! Y no olvidar que no se aprende de alguien a quien se odia. Y no se quiere a quien nos trata con desprecio y nos insulta.

Artículos interesantes respecto a la evaluación:

Evaluación, como siempre

Sobre el síndrome del profesor duro

La mayoría de los publicados en EvaluAcción

Y a muchos chicos y chicas de secundaria y primaria y a profes que conozco les gusta Mati y sus mateaventuras, para jugar con las mates.

Elegir es renunciar

El sábado pasado, como tantas otras veces, quería estar en dos sitios. Como no es posible, renuncié a estar en uno de ellos y me perdí  el #openseta, uno de los encuentros previos al EABE 15.

Ya el programa prometía: micología y realidad aumentada, ademas de las mesas redondas para buscar los pilares del EABE proximo.

Pero lo que cuentan las amigas, amigos y compañeros que allí estuvieron hace que lamente no haber estado allí.

Recojo aquí algunas de sus reseñas:

 A cambio estuve, con otros amigos, menos digitales, haciendo senderismo por Parauta, un precioso pueblo de la Serranía de Ronda. Me alegro de haber estado allí. Fue un buen día de campo y amistad.

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Observaciones

En mi caminata matinal paso por delante de un colegio y muy cerca de otros dos, a la hora en la que niños y niñas acuden, bien al aula matinal bien a la clase ordinaria.

2014-03-17 15.50.32 copiaPuedo observar las muy distintas formas en que los adultos tratan a los niños y niñas.

  • Son muchos los padres y madres que acarrean los materiales de sus hijos, aunque no sean pesados ni voluminosos, lo que me indica que la responsabilidad respecto a sus cosas no va por el mejor camino. Seguramente quien mete los cuadernos y los libros en la maleta tampoco es el niño o la niña. La autonomía se deja para después. _20131209_123935
  • Pero hay algunas, incluso entre los más pequeños, que ya muestran su capacidad emprendedora.
  • Algunos van con aspecto de ser felices, hablando entre ellos, y al segundo o tercer día que me los cruzo saludan con alegría (especialmente a mi perra).
  • A otros les llevan por la calle medio dormidos, sin intercambiar palabra, como si fueran al suplicio.
  • _20131209_125712Algunas mamás procuran hacerles el camino más fácil con juguetes que han de abandonar a la puerta, como si quisieran hacerles olvidar  adónde van. O como si hubieran entendido que pasarlo bien siempre que se puede no es algo superfluo.
  • Otras van repasando por el camino las lecciones.
  • Los abuelos y abuelas que les acompañan son muy pacientes, y no suelen llevar prisa. (Hay que ver la cantidad de hombres mayores que están haciendo con sus nietos algo que les habría parecido imposible con sus hijos).
  • Se ven algunos padres, aunque siguen siendo  inmensa mayoría las madres. ¡Cuánto cuestan los cambios!

Y muchas, muchas veces, nos acompaña un amanecer en el que pocas de estas personas se fijan.

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